Por un proceso electoral sano

Para que estas elecciones sean sanas y confiables, sus protagonistas deberían adoptar determinados comportamientos. Algunos, referidos al criterio de NO hacer, otros claramente relacionados al de ASI
tengo que actuar.

Son muchos los NOes, pero podemos condensarlos en cuatro actitudes:

1) No mentir a la sociedad. Mentir (una práctica usual) es una prueba palpable de la mezquindad y de la estupidez los profesionales de la política. Con tantas y tantas mentiras emitidas vertiginosamente solo se obtiene, y a corto plazo, el desprecio, y la repulsa colectiva.

2) No insultar. La descalificación pertinaz es una manera de gritar “no soy capaz de aportar ninguna idea”. El insulto es siempre un boomerang. Quien insulta ha de estar dispuesto a ser insultado.

Un sistema basado en el insulto es un sistema despreciable. 

3) No fijarse solo en el pasado y no buscar culpables para todo. Recurrir al pasado no arregla nada, nunca se puede volver atrás para aplicar soluciones-retro. Es como vivir en la perpetua queja, y en el mundo de “nunca jamás”. Una declaración pública de poca (o ninguna) inteligencia.

4) No acudir al miedo como arma de triunfo. Atemorizar aduciendo que los otros van a ser “muy malos” es tan infantil que en lugar de miedo causa risa. Lo peor es que se juega con el nivel cultural de la población: a menor nivel cultural, mayor eficacia del miedo.

Los comportamientos positivos (también reducidos a cuatro, por aquello de la paridad) serían:

1) Mirar al futuro. Generar la esperanza de un sistema más solidario, duradero, justo y posible. La historia nos ha enseñado que siempre hay varias soluciones para cada situación. ¡Ojalá que sepamos elegir la más adecuada! Aprender de los errores no es hipócrita sino sabio, si se lleva a cabo profesionalmente, con buen criterio y sin rencor.

2) Presentar un programa realista, concreto, completo, de fácil comprensión y sobre todo con el compromiso político de cumplirlo. Nadie lee o estudia las grandes declaraciones programáticas que se asemejan a idearios sin ideas. Vale más una diana pequeña, que mil cañonazos al aire.

3) Motivar a la sociedad, tranquilizarla, darle ánimo e incluso consuelo. Aceptar a la ciudadanía como es y gobernar para todos. Es incomprensible la utilización retorcida de las emociones para tapar realidades que avergüenzan a los políticos. Otra forma de intolerancia y cobardía.

4) Respetar las reglas del proceso (cosa que no se ha hecho en las últimas ocasiones). Respetar el paradigma electoral -guste o no- es parte del compromiso político. Quien se mofa de ello se está riendo cínicamente de todos nosotros. Inadmisible, debería suponer la inmediata inhabilitación de las personas implicadas.

Así las cosas, veremos qué tipo de proceso electoral nos ofrecen nuestros políticos y veremos si son capaces de estar a la altura que nosotros (los ciudadanos) nos merecemos. ¿Quieren ustedes apostar?

Fernando Bayón es Catedrático de Organización de Empresas en la Universidad Rey Juan Carlos y Coordinador Nacional de AECOC