Desde el puesto 142º, ni Fernando Alonso

Por ejemplo, un decir, que cambian el jefazo de la patronal bancaria. Uno esperaría que el relevo fuese más que de caras, que sería lo verdaderamente noticioso, pero se teme que no. También se topa con que las ventas han subido en el tercer trimestre con respecto a hace un año por el efecto IVA, que es una manera de decir, sin decir, que en realidad nos habíamos pegado un batacazo a base de que el Estado metiera mano de forma legal pero ilegítima en nuestros bolsillos. O que a estas alturas, y a pesar de esos impuestos, ya tenemos el mismo déficit de Estado y Seguridad Social que en todo 2012. Ahí es nada.

Y entre titular y titular, le aparece como de soslayo una nota que dibuja de verdad en qué categoría juegan nuestros recaudadores en esta crisis. Y que es exactamente en el furgón de cola del último tren que exista en la estación más remota del pueblo con menos actividad. Hemos bajado, heroicidad la nuestra, al puesto 142 de los mejores países para abrir empresas. Que decir “mejores países” estando tan abajo en la tabla ya es echarle imaginación. Ya saben por qué me da la risa floja cada vez que un iluminado con cargo oficial habla de recuperación.