Rescatar España

Dicha intersección la podemos ver en el siguiente gráfico:

                

Aunque en ese artículo se puede ver los detalles de mi argumentación, terminé afirmando que “la economía española depende de forma directa de futuros LTRO. O estos se producen, o España deberá ser rescatada, aún sin saber con qué fondos” (debido al tamaño de nuestra economía).

 

Pues bien, el 28 de mayo nuestro presidente de gobierno celebró una rueda de prensa para informar a los medios, en una clara posición de intentar calmar a los mercados que entran de lleno en una desconfianza mayor hacia nuestra economía una vez que se han revelado los planes de rescate de Bankia. El señor Rajoy está completamente equivocado: “de forma clara la prima de riesgo sí está directamente relacionada con las intenciones de rescate de Bankia con dinero del contribuyente”.

 

Las cantidades que se están haciendo públicas en estos días suponen alrededor de 23.500 millones de euros que deben aportar nuestros bolsillos, con la esperanza de estabilizar nuestro sistema financiero y que finalmente tenga la utilidad para el que está concebido: inyectar liquidez a la economía, crecer y crear empleo.

Si el compromiso de nuestro gobierno es terminar el año con un 5,3% de déficil y del 3% para 2013, a las cantidades que hay que restar de casi todo tipo de servicios públicos, hay que sumar dicho montante (descontado unos 4.500 millones ya recibidos del FROB).

La cantidad es descomunal, hasta tal punto que si alguien lo quisiera traducir en pesetas, necesitaría una calculadora con capacidad para al menos 13 cifras. Como esa cantidad es difícil de imaginar, mejor lo comparamos con nuestro PIB, y eso significa aproximadamente 2,3% de todo lo que los españoles producimos en bienes y servicios en un año.

 

Si tenemos unos precios relativamente altos para financiarnos en los mercados, a esa cantidad de dinero hay que sumar otros 19.000 millones necesarios ahora para el rescate de Bankia. Por favor, que el Sr. Rajoy no nos diga que no tiene relación nuestra prima de riesgo con el rescate de ese banco.

Y por supuesto, es imprescindible una comisión de investigación parlamentaria, independientemente de las responsabilidades civiles o penales de los directivos de Bankia, para, primero aclarar si nuestro dinero debe ir a una entidad de ese tipo, y, segundo, para dar transparencia a nuestra política de cara a los inversores.

 

 

¿Por qué hay que rescatar a unos bancos y a otros no?

 

Todos los analistas coinciden en que hay que diferenciar entidades sistémicas de las que no lo son, y todos coincidimos en que la cuarta entidad financiera española sí es un banco sistémico.

¿Qué ocurriría si lo dejamos caer? ¿Algo parecido a la tormenta en EE.UU. después de dejar caer a Lehman Brothers? Las dudas son enormes sobre esa posibilidad. Desde luego siempre es una alternativa, y podemos dejar caer a un banco sistémico de “forma ordenada” y tutelada por entidades supranacionales para dotar al sistema de mayor transparencia y confianza.

Aún así, los riesgos son enormes y las consecuencias imprevisibles.

Por mucho que nos duela dedicar dinero del contribuyente a salvar una entidad cuyos directivos no han hecho bien su trabajo, pero sí han cobrado millonarias retribuciones, el perjuicio sobre la economía podría ser de tal calibre, que no me atrevo a recomendar siquiera esa posibilidad.

 

 

¿Acudir a fondos europeos para sanear nuestro sistema financiero?

 

Por otro lado, y aunque esta información no sea obtenida de sesudos estudios de relevantes instituciones económicas, cada vez hay más expertos que indican que España por sí sola no es capaz de superar la crisis de nuestro sistema financiero y que debemos acudir a determinados fondos europeos dotados para esta finalidad. Pero, ¿por qué Rajoy se empeña en decir lo contrario?

 

La respuesta la podemos encontrar reflejada de forma clara y sencilla en un artículo de Alain Mic en El País, “No al pecado de orgullo”, y que podemos sintetizar en los siguientes puntos:

 

  1. El esfuerzo de los bancos para hacer limpieza de sus balances derivadas de la indigestión del crédito inmobiliario está llegando a su fin.

  2. El dinero dotado al FROB no puede multiplicarse hasta el infinito.

  3. La presión de los inversores sobre nuestra deuda soberana está acercándose a niveles no asumibles.

  4. El Mecanismo Europeo de Estabilidad está dotado con 500.000 millones de euros puede asumir un rescate de nuestro sistema financiero cifrado entre 50.000 y 100.000 millones.

 

En contra de lo que indica el señor Alain Mic, no estoy de acuerdo en que el único motivo por el que Rajoy no reconoce que debamos acudir a los fondos europeos para estabilizar nuestro sistema financiero sea una cuestión de orgullo (idea que da título a su artículo), sino que, nuevamente, tenemos un problema de origen político: ni el gobierno, ni el principal partido de la oposición quieren una intervención directa sobre nuestra economía por parte de las instituciones europeas o el FMI, eso supondría, no una vulneración del “orgullo” de nuestro presidente como indica el autor, sino una reducción drástica de nuestros elevados costes políticos (que no públicos) con el que tenemos sobre-dotadas nuestra economía y nuestra organización administrativa del Estado, de la que ya he hablado en otros artículos.

 

España por sí sola no puede hacer frente a estos elevados costes, “O el Gobierno (…) negocia ya un acuerdo con los socios y las instituciones europeas, todos amigables, solidarios y bienintencionados, de forma que habrá un buen clima, o el deseo de salvarse por su cuenta perdurará y dentro de tres meses será necesario hacer una operación de urgencia. Será más difícil y más penalizadora, porque los europeos querrán hacer pagar a Madrid su ilusoria y costosa decisión de actuar por su cuenta” (Al
ain Mic
)

 

Al final, mi amigo José Luis Ruiz Bartolomé, autor de “Adiós, ladrillo, adiós”, va a tener razón cuando a principios de 2011 me comentó en una conversación que lo mejor era sanear nuestro sistema financiero con fondos europeos, así el riesgo se disiparía a nivel continental y nuestros bancos saneados podrían actuar con la finalidad para la que están diseñados: impulsar la economía.

 

También hay una clara y directa explicación expresada igualmente por José Luis: “a ver si no, de dónde va a sacar la pasta nuestro gobierno”.