Universidad española y escuelas de negocios, dos mundos separados

Él es profesor desde hace 22 años de la IE Business School que ha sido recientemente reconocida como la mejor escuela de negocios de toda Europa por el ranking más prestigioso del sector, el de Financial Times, sobre el que escribió este post.

Las personas más interesadas en esta publicación, pueden acceder a la revista completa en PDF en este enlace, donde se incluyen estadísticas muy interesantes sobre las diversas escuelas de negocios de la cabecera del ranking, la posición que ocupan los distintos países en relación a calidad, internacionalización del alumnado, porcentaje femenino en sus aulas, etc.
Indicar que las siguientes escuelas de negocios españolas, ESADE e IESE, se encontraron en los puestos 5 y 6 de este ranking, muy por encima de otras muchas escuelas de negocios de prestigio europeas.

Pero, tras esta estupenda noticia, me llamó poderosamente la atención que casi al mismo tiempo saliera publicada una información del Times Higher Education 2012-2013, referida a las doscientas mejores universidades mundiales –medido en niveles de docencia, investigación, transferencia de conocimiento y proyección internacional– entre las que, desgraciadamente, no se encuentra ninguna de las españolas.

Obviamente, tal contraste entre la posición de las escuelas de negocios y las universidades pone un serio toque de atención acerca de qué estamos haciendo mal con nuestro sistema educativo en general y con la educación avanzada en particular, y más concretamente con la pública.

El asunto es complejo y denso en información y pienso que lo mejor es dirigirse a los comentarios que realizan los economistas de FEDEA en su blog “Nada es gratis” y más particularmente en esta publicación referida a rankings universitarios, esta otra relativa a la selección del profesorado, cómo conseguir la excelencia universitaria, la reforma del sistema universitario, endogamia en la Universidad, y este completísimo informe en PDF.

Regresando a la cuestión de las escuelas de negocio, las hay muy variadas, de muy diversa tipología y calidades, grandes y pequeñas, reconocidas y recién estrenadas, que reciben dinero público o completamente privadas. Cuando un alumno decide emprender este tipo de estudios, dentro de las variables que debe manejar se deben encontrar al menos las siguientes que son imprescindibles (no necesariamente por este orden):

Salidas profesionales de la especialización.

· Oferta de bolsa de trabajo.
· Prácticas en el extranjero.
· Prestigio del profesorado.
· Tipo de empresas con los que tienen suscrito programas de prácticas.
· Idioma/s en el/los que se imparte.
· Porcentaje de alumnos extranjeros.
· Prestigio internacional.
· Oferta de becas y ayudas.
· Compatibilidad de estudio y trabajo.
· Modelo de aprendizaje.
· Coste.

Es natural que las escuelas de más prestigio y su coste normalmente lleven aparejada una alta correlación. En algunas ocasiones el coste es tan elevado que prácticamente sólo los hijos de unos pocos afortunados pueden cursar esos estudios. Pero no necesariamente el acceso a una escuela de prestigio está vetada a personas de clase media o incluso baja. Como bien indica Enrique Dans en su post, el prestigio de los profesionales que terminan estos estudios es tal, que los bancos no ponen demasiados problemas para financiarlos, y es justo el caso del propio Enrique.

Aspecto interesante es el de la empleabilidad y el nivel de ingresos que cada master puede ofrecer a los interesados. Por eso, a continuación incorporo un cuadro con las retribuciones medias de cada una de las escuelas de negocios aparecidas en los primeros puestos del ranking donde podemos apreciar, sin embargo, que en algunas ocasiones no hay una correlación completa entre el puesto en el ranking y las retribuciones percibidas. Cuestiones de mercado de cada país, prestigio de esas escuelas por motivos ajenos a estos rankings, cuestiones tradicionales que hacen que las generaciones sucesivas repitan en los mismos establecimientos, así como la internacionalización del alumnado podrían estar detrás de esta no perfecta correlación.

 

Por otro lado, no todo es un asunto de prestigio o de nombre. Como en tantas otras cuestiones del mundo laboral, a veces nos planteamos qué es mejor: ¿cursar estudios en una escuela de gran prestigio per sé, porque pensamos nos permitirá abrir todas las puertas y percibiremos unos ingresos mayores, u orientar nuestra carrera a algunas escuelas que no tienen tanto prestigio “oficial”, pero que cuentan con un ratio profesor-alumno más ventajoso, profesorado especializado en determinadas cuestiones novedosas o con gran futuro o cuestiones por el estilo? ¿Es mejor una gran escuela de prestigio o una pequeña con menor número de alumnos pero con calidad y con una proyección muy especializada o de gran futuro?

Sin ánimo de ser excesivamente riguroso y confensando que por cuestiones de lazos familiares me he fijado en una “pequeña” escuela de negocios privada en el País Vasco, que forma parte del archi-conocido complejo cooperativo de Mondragón: los masters de la Mondragon Univertsitatea (Universidad de Mondragón).

Escuela relativamente reciente, creada en 1997, que con el paso del tiempo y gracias al buen hacer de una serie de profesionales ha conseguido ponerse en una posición muy interesante desde el punto de vista de calidad y prestigio que se incrementa con cada año que pasa. Si bien es conocido que el grupo cooperativo Mondragón recibe ayudas públicas de forma cuantiosa, no es menos cierto que su comportamiento de cara a la economía y la sociedad en general, sigue pautas de empresa privada. Es de suponer que uno de sus objetivos sea precisamente el de no depender de este tipo de ayudas, máxime en los momentos actuales de nuestra economía y nuestro proceso de reducción de gasto público. También, la independencia económica conlleva unas mayores libertades que para el caso de las escuelas de negocios, no sólo es importante sino imprescindible, diría yo.

El reconocimiento internacional de este grupo de empresas es bien conocido, llamando la atención de universidades y otro tipo de instituciones internacionales, desplazándose de forma habitual delegaciones para su estudio e intento de “copia” en sus economías.

Respecto a los masters que desarrolla, destacaría varias cualidades:

· Clara vocación hacia facetas tecnológicas e industriales.
· Orientación a la internacionalización.
· Acuerdos para el desarrollo de prácticas en empresas desde el primer momento.
· Poder desarrollar simultáneamente los procesos de estudio y de prácticas en empresas al mismo tiempo.
· Aprovechamiento eficiente de sinergias entre los masters y resto de empresas del mismo grupo. También del resto del entorno empresarial principalmente vasco.
· Desarrollo trilingüe (español, euskera e inglés).

Sin conocer los pequeños detalles de estos estudios, me atrevería a decir que en la cuestión de idiomas se queda algo corto viendo la necesidad de incorporación de algún otro idioma comunitario, especialmente alemán, dada su dedicación hacia cuestiones tecnológicas e industriales, y también el francés por motivos de la internacionalización de nuestra economía, la importancia creciente
de éste en el comercio internacional y las relaciones cada vez mayores con áreas francófonas del planeta, especialmente con África.

Por mi formación de economista me he detenido más concretamente en el “Master Universitario en Dirección Contable y Financiera” a efectos de conocer algunos detalles, entre ellos el coste del mismo del que, debo reconocer, me pareció muy asequible para la formación que se recibe. Indudablemente, las ayudas recibidas redundan en su coste haciendo posible el acceso de un mayor número de estudiantes, independientemente del nivel de renta familiar. No desaprovechar el talento por motivos económicos me parece fundamental en cualquier país que se quiere denominar “desarrollado”.

Respecto a las salidas profesionales, en la propia página de estos masters se indica que en los primeros tres meses tras los estudios, el 98% de los estudiantes obtienen su primer puesto de trabajo, siendo 9 de cada 10 en puestos muy relacionados con lo que han estudiado, en parte gracias a los acuerdos con más de 100 instituciones. Si esto es así, y no tengo por qué dudarlo, ese trabajo debe estar muy bien hecho. Al fin y al cabo, de la empleabilidad posterior a cualquier master depende en buena parte la reputación de cada escuela de negocios. Parece que sus responsables han entendido perfectamente la lección.

Comparando estas escuelas de negocio, grandes o pequeñas, aunque todas ellas de prestigio, con la universidad en general y más concretamente atendiendo a los resultados de empleabilidad de la universidad pública, podemos apreciar sin duda un distanciamiento entre ambas que podría parecernos que estamos en países, y hasta continentes, diferentes. Cuestiones de calidad del profesorado, sistemas de enseñanza, medios técnicos, orientación hacia la sociedad y al mundo de la empresa, sistemas de promoción e incentivación del profesorado, enseñanza en varios idiomas, internacionalización, prácticas en empresas desde el primer día, etc., etc., son cuestiones impensables a fecha de hoy en la inmensa mayoría de nuestras universidades, especialmente las públicas.

No es una cuestión de más recursos económicos, como se deduce de la mayoría de las explicaciones de los economistas de FEDEA, a través de su blog “Nada es gratis”; se trata de la necesidad de rediseñar el sistema educativo en su totalidad, desde las primeras instancias hasta las últimas, desde los sistemas de selección del profesorado y su consiguiente promoción hasta la mentalidad sectaria del mismo, pasando por dar la necesaria importancia a la internacionalización, la investigación, compartir la información y descubrimientos, etc., etc., justo el camino que emprendieron hace años las escuelas de negocios de prestigio, y ahí están los rankings de resultados, el que también ha emprendido la Mondragón Unibertsitatea, aún reconociendo que le queda un largo, aunque interesante, camino por recorrer.

 

Manuel Caraballo Callero
Economista