Oscar Tusquets: «Siempre me han dicho que tengo la lengua muy calva»

Oscar Tusquets retratado por Eva Blanch
Oscar Tusquets retratado por Eva Blanch

Oscar Tusquets, arquitecto, diseñador y pintor. Ha publicado el libro “Amables Personajes»(Acantilado) donde dedica escritos a personas que han pasado por su vida o no. Tan dispares, tan irónicos, tan inimitables…

¿Cómo es su relación con el dinero, Sr Tusquets?

En cierto aspecto es daliniana, no por acumularlo, sólo me interesa las posibilidades que me da. No soy ahorrador, ni inversor pero reconozco que el dinero da libertad. En el trabajo la libertad que te da es muy importante.

Comienza y termina el libro con dos mujeres: Anna Bohigas y Beatriz de Moura ¿Rodeado de mujeres la vida es más rica?

Siempre digo, cualquier reunión sin mujeres es soporífera. Ya no estas dos mujeres, sino en general, una reunión de hombres termina siempre hablando de fútbol o contando chistes verdes. Un mundo sin mujeres sería insoportable.

Malos tiempos para todos, ¿llegan proyectos de arquitectura?

No, en absoluto. Yo no he dejado la arquitectura, ella me ha dejado a mí. Me llegan algún proyecto extemporáneo, raro, pero en general…  no. Nosotros que teníamos un estudio que permitía hacer vivienda social hasta montar una exposición se ha reducido mucho y en realidad, tenemos dos o tres proyectos en marcha pero no llegan.

De la prensa solo lee la ciencia y el deporte…

Sí, es lo único objetivo que puedo leer. Las opiniones de deporte tampoco me importan nada. Si hemos ganado 2-0 ahí hay un dato más o menos científico, ¿no? Todo lo ideológico y lo político no me interesa en absoluto.

No si va a gustar a todo mundo lo que dice de sus “amables personajes” en el libro…

Ya me temo, era consciente de que algunos amables personajes, a pesar de que yo los he amado o amo, pueden no aceptar ciertas opiniones mías. Pero es que si no sería un libro muy poco interesante.

Usted no es nada pelota, ni solemne  a la hora de referirse a las cosas, es directo, ¿cómo es su relación con esta gente ornamentada?

En este libro no hay gente ornamentada. Federico Correa, que aparece, decía siempre “Oscar es la lengua más calva que conozco” (risas). Mucha gente dice que leer mi libro es como ir a cenar conmigo, está bien, si he publicado 6 o 7 libros y 10 mil de venta por cada publicación, hay 70 mil personas que han ido a cenar conmigo está bien. Estoy de acuerdo, es como cenar juntos.

¿El mundo está poco irónico? Tengo un amigo que dice que le interesa del mundo: lo bello, lo irónico y lo divertido, ¿qué opina?

Lo suscribiría, no sé quién es, pero sí. Son tres cosas fundamentales para tener cualquier relación con alguien.

¿Vivimos menos emocionantemente y gastamos más creyendo que es más estimulante? ¿Estamos en ese punto de la sociedad?

Creo que sí. Creo que muchos ideales ingenuos de mi generación, los muy jóvenes en los 60 y 70, han demostrado imposibles, irrealizables. De todo tipo: económicos, libertad sexual… de todo tipo. Una vez perdidos estos ideales hay menos cosas apasionantes por las que vivir.

Vivir sin emoción no es vivir, sin pensar en la emoción que da la incertidumbre… sin saber qué es lo que va a pasar.

A mí no me seduce, pero casi nunca dictamino por todo el mundo. No me merece la pena sin esta emoción. Por ejemplo la emoción de acumular dinero y poder, a mí esto no me seduce pero comprendo que a otra gente sí, si no, no veríamos lo que vemos. No creo que haya nada apasionante que no signifique asumir riesgos, incluso en los deportes. No se pueden vivir pasiones sin riesgo.

Una frase que me encanta en el texto de Juan Antonio Coderch es “calzábamos los mismos Clarks, fumábamos el mismo tabaco, en las mismas pipas Peterson” ¿Queda gente a la que imitar?

(Risas) Un valor del libro es que casi nada de lo que digo en el libro está leído, casi todo lo que cuento está vivido. Mi relación con él era la de un joven deslumbrado por un adulto de muhco talento y carácter arrebatador. Esto lo pueblo explicar. Éramos un grupo que le teníamos tal admiración que calzábamos lo mismo que él, siempre iba vestido igual y sus Clarks y todos empezamos a fumar en pipa, en la Peterson era la que considerábamos mejor diseñada. Define bastante la fascinación que puede tener un grupo de jóvenes por su maestro

¿Sigue conociendo a gente que le fascina?

Me gustaría muchísimo, y creo que algunos sí. Muchas veces uno dice ¡Ay! Gente como Josep Pla, Dalí, Coderch… ¿Dónde está esta gente alocada y arriesgada? ¿Qué ha pasado? No me querría conformar, como a Dalí me gusta estar con gente joven y creo que sí, que alguno fascinante encuentro, aunque a mí me parece que menos, debe ser cuestión de la edad.

Manolo Blahnik y yo tenemos algo en común… Creemos que no hay que poner a los niños nombres de series americanas.

Sí, esto fue tremendo. Cuando mi mujer estaba muy encinta estaba preocupadísimo por esto Manolo. Decía: “Sobre todo, no pongáis Jennifer, ni Jonathan por favor, ponedles nombres españoles como Severo”. Se le ocurrieron unas cosas… es que Manolo se considera muy español, es muy curioso esto. A él le hacía ilusión hacer una exposición en España y que se fue al garete por una ministra de cultura.

Estoy muy en contra de organizar las exposiciones organizadas por orden cronológico… es muy aburrido. Está comprobado estadísticamente que el público se detiene más tiempo delante de cada cuadro de la primera sala que de la última. Por lo tanto, comenzar con dibujitos de los 17 años o tiene sentido, porque cuando la gente llega a la madurez de un Tiziano ya se han cansado de recorrer salas. Es poco educativa y atractiva.

¿Pondría en marcha de nuevo la exposición de Manolo Blahnik? Él aceptaría si usted está de por medio…

Manolo se quedó muy decepcionado, de cómo lo trataron. Decía: “Me ha llegado un mail en mal inglés” (risas) Diciendo, después de haber trabajado bastante con la comisaria, nos llegó una nota fría diciendo que no había presupuesto y que lo dejaban correr cuando hubo cambio de ministra. Y eso lo tomó muy mal “Ah, pues lo haré en Moscú que es donde vendo”. Pero bueno, él se siente muy canario, lee a San Juan de la Cruz y bueno, se considera muy español. La exposición incidía mucho sobre esto, a pesar de ser un personaje universal. Realmente le dio un gran disgusto no hacer la exposición. Es un tema a retomar, hasta Berlanga nos había prometido una película de un minuto.

Kate Moss… y ese aquelarre mundial que sufrió la modelo británica… hacer lo quería.

Y por ser generosa con los amigos. Digo que es una buena chica con amigos equivocados, si invitas a los amigos que pueden hacerte una foto con un móvil en un momento íntimo y delicado para colgarlo en la red, pues te has equivocado de amigos. No hay que invitar gente así a las fiestas . Articulo provocado por una lapidación que hubo en ese momento, también dijeron que se quedaría sin trabajo y mira que mala previsión.

¿Cree qué a Ricardo Bofill le gustará lo que usted dice de él?

No se lo he preguntado, pero su sentido del humor para el mismo es bajo…

Sé que no habla de política, y me atrevo a decir que no es nacionalista, porque ama a sus amigos y no a un colectivo pero, ¿qué diría de la confesión de Jordi Pujol y su fraude fiscal?

Me gusta poco hablar de política. Diría que a mí no me ha sorprendido, trabajé durante 3 años en el Palacio de la Música de Barcelona y que estaba muy implicado en la concesión de las obras a determinadas constructoras, etc… pues no me ha sorprendido.

¿Con qué aliñamos esta charla? ¿Con un café?

No, no. Con algo con alcohol, por favor. Por ejemplo con un gintonic.