Paro y déficit lastran la competitividad de la economía española

A pesar de ascender dos posiciones en el ranking del IMD continuamos en el vagón de cola de los países de la UE

Mejora progresiva pero insuficiente. Es la lectura que se desprende del análisis de los datos del Ranking Mundial de Competitividad elaborado por el IMD (Institute for Management Development) que se publicaba ayer por la tarde. España ocupa la posición número 37 en una lista de 61 países de todo el mundo. A pesar del ascenso de dos puestos en relación al año pasado, la tasa de paro de más del 23 por ciento y el déficit excesivo de 11.984 millones de euros en términos de contabilidad nacional (1,09 por ciento del PIB) lastran la competitividad de la economía española.

Pero no son sólo éstas las debilidades que pueden dar al traste con la incipiente recuperación económica. La deuda pública que, según un informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE), ha crecido un 28,5 por ciento entre 2.001 y 2.014,  hasta alcanzar el  97,7 por ciento del PIB es otro de los aspectos que según el IMD «más deterioran nuestra competitividad».

De hecho no es la primera vez que desde los organismos e instituciones internacionales se advierte de éstos riesgos. El pasado 13 de mayo en las recomendaciones sobre el Programa Nacional de Reformas elaborado por la Comisión Europea se especifica que España debe tomar medidas para «garantizar una corrección duradera del déficit excesivo en 2.016, a más tardar, tomando las medidas estructurales necesarias». El documento hace mención expresa a la situación de las Comunidades Autónomas e insta a que el Gobierno a que desarrolle medidas para «reforzar la transparencia y la obligación de rendir cuentas» de los entes autonómicos.

En la comparativa con el resto de países europeos las noticias tampoco mejoran con respecto al año pasado. España continúa en octava posición, por la cola, de los 28 países que conforman la Unión Europea, muy lejos de la sexta posición de Luxemburgo, la décima de Alemania o la decimosexta de Irlanda. Lo positivo es que mientras que la competitividad española ha mejorado dos puntos, la de nuestros principales competidores, con excepción de Portugal -que mejora 7 posiciones, hasta la 36- e Italia -8 posiciones más arriba, hasta la 38- han experimentado importantes retrocesos. En el caso de la economía germana, pasa de la sexta a la décima posición; Irlanda retrocede un punto, y baja al puesto dieciséis; Reino Unido y Francia, caen 3 y 5 posiciones respectivamente, hasta la 19 y 32 del ranking.

Inestabilidad política

El informe del IMD también advierte de los nefastos efectos del riesgo de inestabilidad política que se vive España. A este respecto las propuestas de algunas formaciones que desde el pasado 24 de mayo forman parte del panorama político podrían paralizar la IED (Inversión Extranjera Directa en España) así como las inversiones internas de nuestras empresas. Una misma observación que realizan desde Bruselas, donde apuntan a que se deben tomar medidas orientadas a suprimir los obstáculos al crecimiento de las empresas, adoptar la reforma de los servicios profesionales o aplicar la Ley de Garantía de Unidad de Mercado.

Pero aún hay más. Suspendemos en eficiencia empresarial e infraestructuras de negocio. En el primer grupo, con excepción del apartado finanzas que sube una posición, y mercado de trabajo que se mantiene, perdemos tres posiciones en productividad  y eficiencia y en actitudes y valores, y una en prácticas de gestión. El caso de las infraestructuras de negocio el retroceso es aún peor. Educación es el único apartado que se mantiene estable, mientras que las infraestructuras científica caen un punto, y el resto (básicas, tecnológicas y salud y medioambiente) lo hacen en cinco puntos.

Por otra parte, entre otras de las debilidades que se destacan la resistencia a los cambios de ciclo, la economía sumergida, la regulación del mercado laboral y la fuga de cerebros.