¿Qué guardan los bolsillos de la ‘mochila austriaca’?

BTriper_MateA menos de un mes para las elecciones generales los partidos políticos retoman la cantinela de promesas mesiánicas. Escritos en letra económica, los estribillos marcan ritmos nórdicos para reducir el paro y la temporalidad hasta el 9% y 11% respectivamente   

 

Como si de Spider, la obra de Louise Bourgeois se tratase. Eso es ahora mismo la mochila austriaca, una jaula abierta, decorada con retales de época y un sillón vacío en el centro. En el exterior las amenazantes patas metálicas de una araña, la de una España a la deriva que empieza a notar los efectos de la incertidumbre política en el mercado laboral.

 

La EPA (Encuesta de Población Activa) del primer trimestre hacía saltar las alarmas, 11.900 parados más y 64.600 ocupados menos. De las 574.800 personas más que, en el último año, se suman a las que tienen la fortuna de volver a escuchar el “bendito” despertador, el 59,78% (343.600) sólo lo harán de forma temporal.

 

Cifras  la línea con la tendencia en el registro de afiliaciones a la Seguridad Social, que cerró 2015 con un incremento del 15,80% en contrataciones con fecha de término frente al 8,02% de las indefinidas. Aunque bien es cierto que, en los cuatro primeros meses del año y medido en términos interanuales, ésta parece haberse invertido con un 5,99% de incremento de contrataciones temporales y 18,17% de indefinidas. Algo, por otra parte, normal si se observan los registros de años anteriores.

 

Con el sistema austriaco el PIB crecería un 12% y el déficit se reduciría cuatro décimas

 

Pese a que desde la patronal de los empresarios, su presidente, Joan Rosell afirmase la pasada semana que “el empleo fijo, seguro, aquel que teníamos, es un concepto del siglo XIX” y que “en el XXI, habrá que ganárselo todos los días”, lo cierto es que España “padece una anomalía frente al resto de economías desarrolladas, la de las elevadas tasas de temporalidad y desempleo”, explica Rafael Domenech, economista jefe del Servicio de Estudios de BBVA Research.

 

Un mal de temporalidad endémica que impacta de lleno en el Estado de Bienestar, “disminuyendo los niveles de renta y aumentando la desigualdad”. Por ello expertos y políticos estudian nuevas fórmulas con las que neutralizarlo.

 

La mochila austriaca es una de ellas. Según, los expertos de BBVA Research, de aplicarse en España un sistema similar adaptado a las particularidades de mercado de trabajo la tasa de temporalidad se reduciría hasta un 11%, el paro hasta un 9% y la desigualdad un 7%. Asimismo el PIB crecería un 12%, conllevando a su vez una reducción del déficit de cuatro décimas.

 

Pero, ¿cómo funciona?

España se encuentra entre los países de la UE con mayor coste de indemnización por despido, a lo que se añade «la brecha» entre temporales e indefinidos. Sin embargo, los mercados de trabajo nórdicos (Austria, Dinamarca o Suecia) cuentan con un sistema de ‘despido a coste cero’, difiriéndose éste a lo largo de la vida laboral del empleado.

 

Así las empresas destinan mensualmente una cantidad que se acumula en una ‘mochila’ con los nombres y apellidos del trabajador, que hará efectiva en caso de despido o que le acompañara durante el tiempo que permanezca en activo, incluso si cambia de empresa.

 

Además, en caso de que no haya tenido que hacer uso de ella, el dinero guardado en sus bolsillos y fondo quedará como complemento a la jubilación. Todo ello “sin perder ningún derecho”.

 

Ni tanto ni tan calvo

O lo que es lo mismo, la virtud se encuentra en el término medio y los analistas de BBVA Research se plantean para España, al menos en una primera fase de implantación, un sistema mixto.

 

A cada nuevo trabajador con contrato indefinido, la empresa le abriría una cuenta de ahorro individual gestionada por la Seguridad  Social. En ella, la compañía aportaría cada mes la cantidad proporcional a ocho días de salario por año trabajado (2,16%). Por ejemplo, en el caso de un ‘mileurista’, 21,6 euros mensuales, sólo rescatables en el momento del despido.

 

De producirse el fatídico momento del despido la empresa abonaría, además, una indemnización complementaria por antigüedad, que en caso de despido procedente sería de hasta 12 días de salario por año trabajado, llegando así hasta los 20 que marca la legislación actual vigente. De ser improcedente, las cuantías podrían sumar hasta el equivalente a 25 días por año alcanzándose, por tanto, los 33 actuales.

 

Si es el propio trabajador quien cesa voluntariamente, éste se llevará su mochila a la espalda con el importe acumulado al que habría que sumar los intereses generados.

 

El Fogasa desaparecería de aplicarse el despido a coste cero

 

En el caso de los trabajadores que percibiesen el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y hasta que el mismo no se supere en 1,25 veces, BBVA Research propone que sea la propia Administración Pública y no la empresa quien asuma las aportaciones.

 

En relación a si, tal y como apuntan fuentes próximas a los sindicatos, “la mochila puede ser el sustituto privado del Fogasa (Fondo de Garantía Salarial)”. Aspecto que fuentes cercanas al Partido Popular no descartan aunque sí matizan “pasaría a ejercer el papel de gestora que garantizase que ninguna mochila perdiese su valor”. Por su parte, Domenech aclara que ésto sucedería, “sólo si se aplicase el sistema puro, de despido a coste cero”.

 

Penalizar la temporalidad

El fin último de la mochila es “incentivar la contratación indefinida”, insiste Domenech. Por ello, en el caso de los contratos temporales se fija una indemnización de 12 días por parte de la compañía más los ocho acumulados del fondo. Proporción que a priori resulta superior a la de los indefinidos pero que tiene una doble justificación “penalizar la rotación de personal elevada e injustificada y, a cambio de una menor indemnización inicial, empleos más estables, con mayores salarios y una carrera profesional más duradera”.

 

Otra de las ventajas es que “los trabajadores terminarían cobrando más”, explica el economista jefe de BBVA Research. La justificación es sencilla “al incrementarse los contratos indefinidos en torno un 15% se incrementa, a su vez, la productividad, lo que permite aumentar los salarios y reducir la desigualdad”. Efectos que se extienden al ámbito de las inversiones de las empresas en formación “que también crecerían gracias al efecto estabilidad”.

 

Incrementando la contratación indefinida, aumentarían la productividad y los salarios

 

Por otra parte, y al igual que ocurre en el caso de nuestros vecinos nórdicos, otra razón que subyace en la confección de una mochila sobre la que aún no se ha decidido el material, es la de garantizar la pervivencia del sistema de pensiones. Este modelo puede ser la vía que permita concienciar a la opinión pública e  implantar, amén de impuestos indirectos, un sistema de aportaciones mixto con el que financiar las pensiones futuras.

 

¿Subida de cotizaciones?

Pese a todo lo bueno de un sistema que se aplica en países con niveles de desarrollo inferiores al de España y que “no es complejo de implantar a nivel regulatorio”, hoy por hoy todo “se limita a señales” se lamenta Domenech.

 

Dado el frenazo de la economía, la propuesta se promete política ficción. La razón radica en que «no es momento de subir cotizaciones», algo en lo que a finales del pasado mes de abril coincidían el secretario de Estado de Empleo en funciones, Juan Pablo Riesgo y los portavoces en la materia de Partido Socialista, Luz Rodríguez, Podemos, Alberto Montero, y Ciudadanos, Sergio del Campo.

 

Y es que para que la mochila se empezase a llenar los empresarios deberían asumir, según las propuestas de los distintos grupos políticos, una subida en el entorno del 1% en las cotizaciones sociales. Circunstancia que si bien supondría “un esfuerzo ex – ante, en el medio – largo plazo se compensaría con creces por los beneficios ex – post, al generarse más empleo y éste ser más productivo”, puntualiza el economista jefe de BBVA Research.

 

En este sentido desde el departamento de estudios de la entidad defienden una reducción progresiva de 2,3 puntos en las cotizaciones sociales -que en España hasta 20 puntos superiores a las de otros países de la Unión Europea- y que se compensaría con una subida de los impuestos indirectos. Sólo con ésta medida se generarían unos 200.000 nuevos puestos de trabajo y el PIB aumentaría siete veces.

 

No obstante, para convertirse en mágica y conseguir “un mercado de trabajo más eficiente y equitativo”, la fórmula debe acompañarse de la modernización y  flexibilización de la negociación colectiva, la revisión de la estructura impositiva a la baja en la oferta de empleo para determinados colectivos como los trabajadores de mayor edad, la reforma de las políticas activas y pasivas de empleo y la mejora de la formación.

 

Fotografía: Flickr – Guatman