Triple recesión, ya

Seguimos con más evidencias de que estamos entrando irremediablemente en una triple recesión a nivel europeo.

Nuestro colega, Juan Carlos Barba, lo tiene muy claro especialmente para la economía española, cuando se pregunta “Recuperación: cuánto, quién y cómo” o donde, no sólo no se aprecia recuperación económica, sino que además vemos como cada día una serie de indicadores revelando que la situación empeora, sin que veamos siquiera en el medio plazo indicios de mejora. Concretamente, Juan Carlos se centra en indicadores de comercio donde pareció que se iba produciendo una ligera mejora en el primer trimestre del año, pero estancado en la actualidad y con tasas de crecimiento casi nulas. La actividad comercial está un 27% por debajo de la de 2007 (resto de gráficos, por favor dirigirse a su artículo):

Una evolución algo mejor han experimentado los servicios, pero no obstante, aún seguimos un 33% por debajo de los máximos de enero de 2008. Para la industria un 29% por debajo respecto a los máximos previos a la crisis, estando actualmente en niveles similares a los de 1993.

De la construcción casi mejor que ni hablamos ya que ésta se encuentra un 83% por debajo de los picos de 2007, estando el consumo de cemento a niveles de los años 50 del siglo pasado, y muy por debajo de Marruecos.
Consumo de electricidad tiene una elasticidad francamente reducida, por lo que casi se mantiene. Lo que se se ha visto mermado es el consumo de gasóleo con un 21% de descenso respecto a 2007.

El asunto no se queda ahí. Juan Carlos arremete contra las falsas políticas de austeridad de nuestros gobiernos que hacen que la deuda pública ya haya superado el billón de euros, gasto público que crea un efecto excluyente de inversiones privadas, normalmente generadoras de puestos de trabajo.

Y a nivel europeo, nuestros colegas de Bruegel se preocupan en este reciente artículo sobre la situación de la economía europa y sobre todo lo que queda pendiente por realizar tanto por las autoridades europeas como las nacionales.
Los datos son preocupantes. Junto a unas tasas de desempleo anómalamente altas para lo que es costumbre en la Unión Europea, se une un estancamiento prácticamente generalizado de todas las economías, algunas con un pequeño repunte transitorio, caso de España, y otras en recesión, como Francia, Italia y la todopoderosa Alemania.

Draghi ya está avisando de que el BCE ha hecho lo posible para reanimar a la economía y que es el turno de que otros organismos tomen medidas.

Lo que nos recomiendan los economías de Bruegel es no dar por superada la crisis por los siguientes motivos:

1. Las recesiones anteriores, dos por ahora, han sido más profundas de lo que se preveía, en parte derivado de errores de tipo político. De hecho, la actividad económica actual está muy por debajo del potencial del sistema productivo, los mercados laborales permanecen débiles, la demanda agregada no acaba de despegar, lo mismo que el crédito, y hay cierta amenaza de deflación.

2. No se han completado los ajustes fiscales ni las reformas estructurales, prácticamente en ninguno de los países europeos. Por supuesto, España no es una excepción.

3. Altas tasas de endeudamiento de casi todos los países de la Unión, que sugieren amenazas para una recuperación sana. El desapalancamiento del sector privado, pero muy especialmente del público será extraordinariamente largo, lo que frenará cualquier atisbo de recuperación económica.

4. Los problemas de fluidez en el crédito permanecen a nivel europeo. Los sistemas alternativos de financiación empresarial van avanzado, pero lo hacen especialmente en los países más desarrollados, donde esos sistemas ya eran importantes antes de la presente recesión. Para los países periféricos en general, las dificultades seguirán prácticamente en el mismo punto.

5. Riesgo de deflación que, insisto, no es un problema para la economía, sino para los agentes hiperendeudados, como son principalmente los propios gobiernos. Este hecho hará que los tipos oficiales del dinero permanecerán artificialmente bajos durante mucho tiempo. En los países con un exceso de endeudamiento, unas tasas de inflación muy bajas o deflación significa directamente que les será cada vez más complicado el desapalancamiento, entrando en riesgo de bancarrota.

6. Insuficiente demanda interna derivada de incertidumbre respecto al empleo, dificultades en financiación de las empresas, sueldos estancados o a la baja, aumento de la presión fiscal, generando unas rentas disponibles menguantes, precariedad en el empleo creciente, y otros factores, hace que la demanda se mantenga reducida, lo que influye en que tengamos una alta cantidad de capacidad productiva ociosa.

Resumen que es la hora de tomar decisiones precisas especialmente sobre estos problemas apuntados, y son las autoridades supranacionales las únicas que no deben responder a calendarios electorales nacionales.

Regresando a España, el Ministro De Guindos no ha tardado en avisar que la ralentización o recesión europea hará que difícilmente podamos esquivarla.

Los analistas de Funcas ya han reducido sus previsiones para la economía española desde sus anteriores niveles; pequeña variación a la baja en crecimiento, pero advirtiendo que los hogares ya no tienen margen de maniobra para endeudarse más o recurrir a sus ahorros. Es decir, nos podemos olvidar que la recuperación económica en España venga de la mano de la reactivación de la demanda interna en el corto o medio plazo. Si a estos sumamos el estancamiento en la Unión Europea a donde van dirigidas mayoritariamente nuestras exportaciones, las conclusiones son de perogrullo: nuestra aparente pequeña mejoría económica puede terminar pronto.

Mientras tanto, nuestro gobierno no deja de enviar mensajes de recuperación de la economía sin darse cuenta que hay muchos agentes económicos que creen en esas afirmaciones, tomando decisiones equivocadas, con grave riesgo para su patrimonio o pequeñas empresas. Afortunadamente, muchos otros saben que se trata de otro período pre-electoral en nuestro extraño sistema político-económico capitalista, único en el mundo.

Serán los agentes que no hayan creído en esta propaganda los que hayan tenido más precaución en sus decisiones, y los que mejor aguantarán la tercera recesión en la que nos adentramos.

Manuel Caraballo Callero
Economista

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