Un nuevo escenario: nuevas tareas

Ya nadie discute que nuestra economía ha comenzado a crecer. A pesar de ello, persiste la sensación de que la recuperación tiene un alto componente de volatilidad, de dependencia de factores externos y que puede cambiar de un día para otro, sin el menor control por parte de los responsables de la toma de decisiones empresariales. Hoy están a favor, sí, pero mañana pueden cambiar radicalmente. Pueden subir los tipos de interés, el petróleo, el euro…y mi inversión puede peligrar.

Adicionalmente estamos gozando de la importante Liquidez implementada por el Banco Central Europeo, logrando que el crédito fluya.

Y en este contexto podemos caer en viejos errores del pasado. Con la abundancia y la prisa por invertir, se vuelve a inundar de dinero la “maquinaria” y se descuidan conceptos de ortodoxia financiera.

Y aquí aparecen las tareas que no debemos descuidar. Las tareas que las PYMEs deben abordar y que en momentos de inundación de recursos se tiende a relegar. Es momento de racionalizar, ordenar, estructurar y garantizar el Pasivo del Balance, la Financiación, es decir, los Recursos Ajenos necesarios para garantizar la viabilidad de la Empresa en el largo plazo.

No nos podemos dejar cegar por un 0,25% ó un 0,50% más barato que me ofrece el nuevo gestor o por una exención de firma o por un plazo más largo, por el simple hecho de la ventaja en sí misma. Insisto, es momento de reestructurar el Pasivo. De pensar en que la empresa debe estar preparada y equilibrada para afrontar los crecimientos o las crisis del futuro. Es el momento del Responsable Financiero de la empresa.

Esa reestructuración/reordenación comprende la adecuación de los plazos de los recursos financieros que tengamos que utilizar, comprende la utilización eficiente de las garantías que la empresa tiene a su disposición tanto para el presente como para las necesidades futuras (personales, hipotecarias, las Sociedades de Garantía), comprende productos adecuados al objeto a financiar (circulante, inversión, comex…)

La labor financiera no se reduce a lo más rápido y barato. Esta simplificación deja a la PYME en una posición débil que ya nos ha mostrado su cara más cruel hace unos pocos años.

La labor financiera pasa por saber buscar el equilibrio de todos los recursos a un precio razonable. Utilizando todas las fuentes al alcance para asegurar la diversificación y la sostenibilidad. Habrá productos más baratos y más rápidos de conseguir (también desaparecen antes cuando se necesitan urgentemente), habrá otros más caros pero más estables, más permanentes.

El responsable financiero tiene que saber combinar estos productos y estas fuentes y no se puede escorar demasiado hacia ninguna de ellas. Las entidades financieras son buenos aliados pero tienen su propio modelo de negocio. No lo olvidemos. Las Sociedades de Garantía son sobre todo herramientas y aliados estables en el fortalecimiento de esa estructura financiera.

Afortunadamente hoy, los tipos de interés tan bajos y el apetito inversor de los bancos son un viento a favor inmejorable. Hagamos bien la tarea. Aprovechemos el momento para fortalecer la estructura financiera de la empresa y para garantizar su futuro. Utilicemos todas las herramientas a nuestro alcance. Utilicemos las Sociedades de Garantía.

Pío Aguirre.

Vocal de SGR-CESGAR y director general de Oinarri.