Valdano: "Es el dinero el que persigue a los futbolistas, no al revés"

Ha publicado el último año ‘Los 11 poderes del líder’ (Editorial Conecta). Valdano ha sido jugador del Real Madrid, así como director deportivo y director general del club. Ganó el Mundial de México’86 con la Selección de su país, Argentina.

¿Cómo le explica uno a un niño que juega al fútbol de muerte que quizá, mañana ganará muchos millones y que, puede, se convierta en un ser ‘tontorrón’?
Empezamos mal. Ni en una etapa formativa se le puede decir que ganará millones, ni nadie puede asegurar que, por eso, será más tontorrón que usted o que yo.

Llega un momento en la vida en la que a uno no le gusta que le manden ¿No?
Es verdad. A mi me pasa. Pero no conviene generalizar ni en esto ni en nada.

¿Se ha planteado volver a entrenar? ¿O eso ya se recuerda en pasado y punto?
Mi sensación es que eso ocurrió en otra vida. Entrenar es para obsesivos y yo soy más bien disperso.

¿Cuántas veces ha explicado qué es un “fuera de juego”? ¿Más a ellas o a ellos? Yo aun no me he enterado…¡Imagínese! Quizá esto no me deja en demasiado buen lugar.
Pues le llaman la ley de la inteligencia, de modo que no conviene que divulgue su ignorancia en la materia deportiva. De todos modos, con el nivel arbitral que estamos teniendo un día de estos seré yo el que pida que me la expliquen.

¿Le caen mejor los italianos o los portugueses? Por preguntar…
Decía Churchill que él no opinaba de los franceses porque no los conocía a todos. Otra vez las generalizaciones. Yo conozco italianos y portugueses encantadores. ¿Usted pensaba en alguien en particular?

¿Cuál ha sido la llantina más tonta que ha tenido a causa del fútbol? ¿Y por cosas cotidianas? ¿O Valdano nunca ha llorado?
Me recuerdo de muy niño, escondiéndome para que no me vieran llorar por una derrota. En cuanto a llorar, lo logra cualquier mal director de cine que se lo proponga. Imagínese uno bueno.

¿Los jugadores de fútbol, que tantos niños idolatran, no deberían ser obligados a estudiar, a formarse?
No deberíamos pedirle a los jugadores de fútbol que sustituyan a los maestros o a los padres. Pero creo que algo de razón tiene. Hay muchos niños que llevan a sus modos de vida desde el corte de pelo hasta las conductas más superficiales de sus ídolos. Eso obliga a los futbolistas a cierta responsabilidad social.

¿Ganar mucho dinero es el fin de los futbolistas?
Esta es una profesión vocacional que empieza a apasionar desde la primera infancia. Más bien es el dinero el que persigue a los futbolistas. Nadie hace cuentas mientras juega.

Los jugadores de fútbol, dice una amplia mayoría, son un poco horteras ¿Cómo lo ve usted?
Veo que empezó usted con muchos prejuicios y que los síntomas se van agravando.

En el libro, habla de equipo… pero no me diga que en los vestuarios todos se llevan de lujo. ¿O sí?
Como en las redacciones de las revistas. Hay afinidades y diferencias. Para que un equipo sea competitivo todos tienen que renunciar a una parte de su individualidad. A veces se logra.

¿Se hará un perfil de Twitter o no se anima? Debe saber, si no lo sabe ya, que hay algunos perfiles con su nombre, no oficiales, claro está.
Hay gente que tiene una vida muy poco atractiva y lo compensa suplantando personalidades. Triste. No estoy en Twitter y tengo mala suerte porque los que utilizan mi nombre son especialmente bobos.

Cuando ve imágenes suyas de la época en la que ganó el Mundial en 1986 ¿Se reconoce en ese joven de pelo rizado sin gomina? ¿Más rebeldía que ahora, quizá?
Quizás.

Sabemos que le gusta la radio ¿Más la española o la argentina no está mal tampoco?
Hace casi cuarenta años que vivo en España. No hay radio, hay periodistas. Algunos buenos y otros malos. ¿Qué más da la nacionalidad?

Y cómo escucha la radio y lee la prensa, en materia deportiva ¿A menudo los periodistas deportivos dicen a los clubes lo que hay que hacer?
La radio en el coche y los periódicos en papel (lento) y en internet (rápido). Hay periodistas que se pasan todo el tiempo diciendo lo que hay que hacer. Se los puede ignorar o se les puede obedecer. Ahí está implícita la valentía de los directivos.

Entrevista originariamente publicada en la Revista Capital de diciembre de 2013