Volkswagen, ¿mereció la pena su engaño?

Multas, pérdida de confianza, indemnizaciones a los clientes, reparaciones de vehículos y daños irreparables en su imagen son algunas de las amenazas a las que se enfrenta el gigante alemán

Volkswagen, el fabricante de coches alemán que hasta hace poco lideraba el mercado mundial, se enfrenta a lo que podría suponer el inicio de una caída en picado por manipular los motores de 11 millones de coches para evitar los controles de emisiones contaminantes.

Desde que estalló el escándalo de la automovilística germana, el grupo no ha hecho más que encarar continuas crisis internas y externas de cara al mercado mundial. Y es que el fabricante se enfrenta a una multa que podría ascender a los 37.500 dólares (33.500 euros) por vehículo, lo que sumaría unos 18.000 millones de dólares (16.000 millones de euros) tan solo en EE.UU, donde se destapó el fraude pero donde no está el grueso de coches vendidos, ya que apenas suponen unos 482.000 automóviles.

Todo ello sin contar las posibles sanciones a las que el gigante alemán deberá hacer frente en Europa o las devoluciones que tendría que realizar al Gobierno español por las ayudas concedidas a la eficiencia energética en el marco del plan PIVE. Hasta el momento, el titular de Industria ha pedido a Volkswagen el reembolso de 1.000 euros por cada coche que el grupo haya vendido en España. Sin embargo, es probable que la automovilística no deba pagar esa cantidad, ya que se ha defendido alegando que la manipulación de los motores solo afecta al «óxido de nitrógeno (NOx) y no al dióxido de carbono (CO2)», que es lo que se tiene en cuenta para conceder las ayudas.

Ante esta situación, la germana ha tenido que replantearse cambios y revisar sus cuentas creando unas provisiones de 6.500 millones de euros en el tercer trimestre de 2015 para cubrir las medidas necesarias para recuperar la confianza de los clientes, una cantidad que probablemente deba ser ajustada de nuevo «debido a las investigaciones en curso».

Consecuencias y daños irreparables

No obstante, esta medida ha traído consecuencias para la alemana que se ha dejado un tercio de su capitalización en Bolsa por los dos desplomes sufridos durante la semana pasada, perdiendo unos 22.000 millones de euros de su valor bursátil.

De la misma manera, el grupo tendrá que asumir los costes y responsabilidades de los 11 millones de vehículos afectados, con la consecuente reparación técnica de todos y cada uno de ellos. Es decir, revisión, desconexión del software -probablemente la parte menos costosa- y brindar a esos 11 millones de clientes la potencia y el consumo de diésel prometido en la venta de unos coches fabricados para ser «ilegales» en carretera, algo que sería prácticamente inviable por los costes que generaría.

Por lo tanto, la compañía se podría ver obligada a indemnizar a los clientes, además de retirar del mercado los coches que poseen en stock en los concesionarios que están afectados con el software fraudulento, unos 6.000 tan solo en España.

Aunque las ventas de la multinacional alemana han seguido estando a la cabeza en el mes de septiembre en el mercado español, el grupo se enfrenta a una crisis de imagen, credibilidad y confianza que podría acabar en quiebra si no encuentra una solución a tiempo que frene su previsible caída.

Asun Infante