Las 5 acciones inconscientes que algunas mujeres realizan y pueden estar frenando su propio liderazgo y, en ocasiones, acaban resultando un problema para crecer profesionalmente.
La posición de líder también se puede reforzar apostando por la empatía, la asertividad, la gestión de las emociones y un liderazgo solidario tal y como señala un estudio de la consultora Kincentric.
Madrid, marzo de 2023. Son muchas las empresas que hoy se ocupan de crear las condiciones para visibilizar el talento femenino y lograr que cada día haya más mujeres en posiciones de liderazgo. Los datos señalan que los techos de cristal van rompiéndose, aunque aún queda mucho camino por delante. Según el informe “Women in Business 2022” del pasado año solo un 36% de los puestos de dirección de empresas medianas españolas son ocupados por mujeres.
Para lograr mayor equidad es vital que las mujeres que aspiren a alcanzar altos cargos eviten aquellas acciones inconscientes que puedan cuestionar su posición o dificultar su crecimiento profesional. Las futuras líderes tendrán a su cargo muchas responsabilidades, entre otras, proyectar a sus grupos de interés seguridad y confianza en sus capacidades. Ese cambio muchas veces pasa por una misma, por actuar para revertir los sesgos inconscientes, las profecías autocumplidas y las dinámicas aprendidas durante muchos años.
Ana Sarmiento, experta en evaluación y desarrollo de liderazgo en Kincentric ha analizado y detectado cinco de estos actos que pueden y deben ser gestionados para que se pueda ver más mujeres en cargos con poder de decisión.
Dejar de hacer de anfitriona
Cuando se está presente en un acto con otras personas, se debe evitar la tentación de asumir el rol de cuidadora y atender a la gente que acude a la reunión. Se está ahí para expresar el punto de vista y aportar valor. Si se centra la atención en el evento y no en la conversación, se estará desperdiciando una oportunidad de transmitir confianza en las capacidades.
Los apuntes son para uno mismo y no para todos
Es importarte liberarse de la responsabilidad de que todo quede registrado en una reunión. Es ser una líder, no la persona encargada de levantar acta. No se debe escribir la crónica del evento, sino escribir lo que es relevante. Usar garabatos y abreviaciones, total nadie más que uno mismo debe entenderlos.
No se debe intentar copiar el modelo masculino
Un error muy habitual es caer en la tentación de hacerse valer apelando al autoritarismo, los tonos fuertes y la distancia. La posición de líder también se puede reforzar apostando por la empatía, la asertividad, la gestión de las emociones y el liderazgo solidario. Este tipo de liderazgo se potencia con el autocuidado, un acto que un estudio reciente de la consultora Kincentric señala que ayuda a cuidar mejor a los equipos y actuar con mayor amabilidad y compasión. Hoy, ser un líder fuerte no es incompatible con mostrar habilidades blandas asociadas a lo femenino, como la empatía.
Evitar las disculpas innecesarias
Una líder no necesita usar la coletilla de “disculpa” antes de dar su opinión durante una reunión o al querer hablar con un cliente potencial. ¿Por qué se debería excusarse por mostrar una posición y voz? Actuar con seguridad y no comenzar el discurso con sumisión.
Delegar algunas de responsabilidades personales
Una buena líder debe saber delegar y esta máxima no solo vale para la oficina, sino que también es fundamental en la vida personal. A pesar de la mochila interiorizada de muchos años asumiendo la carga de los cuidados en el hogar, hay que delegar también en la pareja las cuestiones familiares. Una líder también tiene el derecho a proyectar su carrera y hacer excepciones con el horario cuando haga falta. La corresponsabilidad refuerza el liderazgo en casa y en la empresa y ayuda a fortalecer la confianza que depositan las personas en ella.
En multitud de ocasiones, las historias detrás de las mujeres que alcanzan posiciones de liderazgo incluyen momentos de lucha para superar la adversidad. Una batalla en la que han luchado contra los techos de cristal, sus propios sesgos y acciones inconscientes que recuerdan las formas antiguas de trabajar. El futuro del trabajo pasa por nuevas fórmulas, entre las cuales hay cabida para liderazgos en clave femenina llenos de cualidades como la empatía y la solidaridad.