España se destaca por su sistema de salud de alta calidad asistencial y una financiación sólida que garantiza el acceso universal a la atención médica. En comparación con otros países europeos, el sistema de salud español ofrece varias ventajas distintivas que contribuyen a una calidad asistencial y a un cuidado integral de la salud de los ciudadanos.
Esto se refleja en la eficiencia del área hospitalaria cuyos indicadores de calidad asistencial y seguridad del paciente son muy positivos en general en el país. Estos indicadores los estudia la consultora Higia Benchmarking SL, que analiza la gestión sanitaria y otorga anualmente desde 2019 los prestigiosos Premios BSH – Best Spanish Hospitals Awards orientados a reconocer la excelencia de los mejores hospitales de España.
Una mirada a la calidad asistencial hospitalaria española
Una de las ventajas más destacadas del sistema de salud en España es la cobertura universal, lo que significa que todos los residentes tienen derecho a recibir atención médica, independientemente de su situación económica o condición social. Esto se logra a través del Sistema Nacional de Salud (SNS), que proporciona una amplia gama de servicios médicos, desde atención primaria hasta atención especializada y hospitalaria. Esta cobertura universal garantiza que ningún ciudadano se quede sin acceso a los servicios médicos necesarios, lo que promueve la equidad y la justicia en el sistema de salud.
Otra ventaja clave es la calidad asistencial ofrecida en España. El país cuenta con una red extensa de centros de salud, hospitales y profesionales médicos altamente capacitados. Los estándares de calidad son rigurosos y se aplican a todos los niveles de atención, lo que garantiza un cuidado de primera calidad para los pacientes. Además, España cuenta con instituciones y centros de investigación de renombre internacional, lo que fomenta la innovación y el avance en la práctica médica.
Financiación sanitaria vista desde Higia Benchmarking SL
La financiación del sistema de salud en España es también una fortaleza comparativa. El país invierte una proporción significativa de su PIB en salud, un 10 % aproximadamente incluyendo la sanidad privada, lo que se traduce en una infraestructura médica moderna y bien equipada, así como en la disponibilidad de tecnología médica avanzada. El sistema de salud español está financiado mediante impuestos distribuidos en los presupuestos generales del Estado y otros impuestos especiales directos, además de las mutualidades de funcionarios que se financian en parte a través de cotizaciones sociales, lo que garantiza en su conjunto una fuente sostenible de financiación para el sistema de salud. Esto permite mantener una atención médica de calidad y una amplia gama de servicios para todos los ciudadanos.
Además, el sistema de salud español se caracteriza por una fuerte atención primaria, lo que implica que la mayoría de los problemas de salud se atienden en primera instancia en los centros de salud locales y los médicos de familia desempeñan un papel fundamental en el cuidado continuo y la coordinación de la atención. Esto permite una atención personalizada y centrada en el paciente, promoviendo una relación más estrecha entre médicos y pacientes, y una mayor prevención y detección temprana de enfermedades, así como una mejor coordinación y uso de los recursos del sistema.
Todo ello es así, pero puede estar en peligro si las Administraciones competentes en salud no actúan decididamente para dotar a los centros de salud, tanto de atención primaria como hospitales, de nuevas herramientas de gestión adaptadas a la situación actual, adecuar la distribución de recursos materiales e inversiones necesarias, y establecer una dotación de profesionales de la salud suficiente en todos los centros sanitarios para poder atender una demanda que no deja de crecer asociada al envejecimiento de la población.