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Algunas personas no conocen los daños psicológicos que pueden causar los terremotos

Se entrevista a Fernando Pena, psicólogo, presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria (AEPSIS) y director del centro de psicología en Valencia Calma Al Mar.

Buenas tardes, Fernando. Es un placer tenerte aquí hoy para hablar sobre un tema de gran relevancia: los efectos de las catástrofes naturales en la salud mental de las personas, en particular, los terremotos. Para comenzar, en las noticias que nos llegan de terremotos como el reciente de Marruecos, vemos cómo pueden provocar miles de muertos, heridos y ciudades enteras destrozadas. ¿Qué efecto puede tener esto en la salud mental de los sobrevivientes?

Los terremotos, al igual que otros fenómenos naturales extremos, pueden tener un profundo impacto en la salud mental de las personas que puede extenderse de manera muy grave a lo largo del resto de la vida de los supervivientes. Los efectos psicológicos pueden variar en intensidad y duración, pero es fundamental entender que pueden llegar a afectar a una inmensa cantidad de individuos, desde los miles de personas que han sufrido el terremoto hasta incluso los equipos de rescate y comunidades enteras. El nivel de sufrimiento puede ser tan alto que anula totalmente a la persona.

¿Podrías profundizar un poco más en los efectos psicológicos específicos que pueden experimentar las personas después de un terremoto?

Una reacción inmediata podría ser el aumento de la ansiedad y quien la padece tiene que saber cuál es el mejor tratamiento para la ansiedad. También podrían ser trastornos más graves. Uno de los trastornos más comunes que se relacionan con las catástrofes naturales, incluyendo los terremotos, es el Trastorno por Estrés Postraumático (TEP).

El TEP es una respuesta a situaciones traumáticas que implica, en ocasiones, tener recuerdos angustiosos continuados, la reexperimentación del evento y la evitación de situaciones relacionadas con él.

En el caso de un terremoto, las personas que lo han vivido pueden experimentar flashbacks, que van desde imágenes vívidas, olores o recuerdos, hasta llegar incluso a revivir el evento incluso como si estuviese sucediendo en ese momento, con una disociación del momento presente. En estos episodios, la persona cree realmente que el terremoto está ocurriendo de nuevo en ese momento y lo vive como si fuese así. 

Además del TEP, es común que las personas afectadas por un terremoto experimenten síntomas duraderos relacionados con la depresión, problemas en el sueño y reacciones fisiológicas intensas. La pérdida de hogar, de seres queridos o de pertenencias puede generar un duelo complicado, y la incertidumbre sobre el futuro puede aumentar la angustia y el trauma psicológico.

¿Qué se puede hacer para ayudar a las personas que experimentan daños psicológicos fruto de un terremoto?

Lo principal a corto plazo es garantizar la seguridad física y reestablecer unas condiciones de vida que les permitan cubrir las necesidades de hogar y alimentos para que el sufrimiento por la carencia de los mismos no haga mella en el daño psicológico a la víctima.

La atención psicológica profesional y una intervención temprana es la clave para minimizar los efectos psicológicos.

La comprensión y el apoyo de la comunidad y la familia también son esenciales en el proceso de recuperación.

¿Podrías compartir un ejemplo de algún caso clínico que ilustre cómo puede afectar a alguien que ha sido víctima de un terremoto?

Podemos recordar el terremoto de Lorca (Murcia) ocurrido en el año 2011 con una magnitud de 5,1. En Calma Al Mar tratamos a una mujer de 52 años, vecina de Lorca. La paciente acudió a nuestro centro 10 años después del terremoto, lo que significa que llevaba una década de sufrimiento psicológico intenso. Nos contó cómo durante el temblor varios familiares sufrieron heridas muy graves, además de que su hogar tuvo daños enormes. Desde ese día y hasta acudir a nuestra consulta, la paciente experimentó una serie de síntomas prácticamente a diario. Tenía pesadillas recurrentes en las que revivía el terremoto, a menudo despertándose en medio de la noche con un sudor frío y palpitaciones cardíacas intensas. También evitaba cualquier lugar o sonido que le recordase al terremoto y se sentía incómoda en espacios cerrados o en los que no pudiese ver una forma fácil de salir de ellos rápidamente en caso necesario.

Nos comentaba cómo el olor a polvo o cemento molido hacía que perdiese el contacto con la realidad presente y su cerebro la devolvía a imágenes traumáticas del día del terremoto. Había días que se quedaba horas inmersa en esas imágenes y era como si no estuviese en la realidad. Además, nos comentaba cómo tendía a estar constantemente alerta, se sobresaltaba con facilidad y se asustaba mucho ante ruidos fuertes. Además, había pasado de ser una mujer activa y alegre, a no ser capaz de disfrutar con nada y a verse inmersa en una sensación de vacío constante.

En el momento de acudir a nuestra consulta había perdido su trabajo porque no podía concentrarse y había comenzado a aislarse de sus amigos y familiares, sintiéndose incapaz de conectarse emocionalmente con nadie. Su calidad de vida había disminuido drásticamente, llegando incluso a tener pensamientos de suicidio.

El tratamiento psicológico siguió una línea cognitivo-conductual, que significa que trabajamos con su forma de pensar y en su conducta. Tras un mes de acudir a Calma Al Mar ya encontró ciertos cambios: su ansiedad se redujo, sus pesadillas prácticamente desparecieron, la calidad del sueño mejoró y su estado de ánimo mostró una diferencia importante. El tratamiento completo se extendió hasta 9 meses después, donde le dimos el alta por encontrarse ya totalmente recuperada y reintegrada tanto en su vida social, familiar como laboral.

Gracias por compartir ese ejemplo, Fernando. Es un recordatorio de lo devastador que pueden ser los efectos del TEP en la vida de una persona.

Exactamente, y es fundamental comprender que el TEP es una reacción a una experiencia traumática como un terremoto. Con el apoyo adecuado, la mayoría de las personas pueden recuperarse totalmente y reconstruir sus vidas. Y esto pasa por prestar atención a la salud mental. 

Hablando de reconstrucción, ¿qué medidas se pueden tomar para ayudar a las comunidades a recuperarse psicológicamente después de un terremoto con grandes daños?

La recuperación psicológica de una comunidad después de un terremoto es un proceso a largo plazo que requiere una combinación de factores. En primer lugar, es esencial favorecer la unión y colaboración entre las personas. Que se sientan útiles y miembros activos de la sociedad.

En la medida de lo posible, se debe dar importancia a proporcionar servicios de salud mental accesibles a las personas afectadas, de una forma similar a la que se busca la reparación de daños físicos. Esto incluye la capacitación de profesionales de la salud mental en el ámbito específico de las emergencias y las catástrofes y la creación de centros de apoyo psicológico comunitario en las áreas afectadas.

Además, la educación y la concienciación sobre la salud mental deben ser prioridades. La comunidad necesita comprender que es normal tener reacciones emocionales después de un terremoto y que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino un paso necesario hacia la recuperación.

La reconstrucción física de las comunidades también desempeña un papel importante en la recuperación psicológica. Restaurar la infraestructura, proporcionar viviendas seguras y estables, y crear oportunidades económicas pueden ayudar a reducir la ansiedad y la incertidumbre que a menudo acompañan a los desastres naturales.

Finalmente, fomentar la solidaridad y la cohesión comunitaria es esencial. Las personas que han sobrevivido a un terremoto pueden encontrar apoyo emocional en sus vecinos y en la comunidad en general. La colaboración y el apoyo mutuo son fundamentales en el proceso de recuperación.

Muy interesante, Fernando. Parece que la recuperación después de un terremoto es un esfuerzo multidimensional que implica no solo la reconstrucción física, sino también la atención a la salud mental y el apoyo comunitario.

Exactamente, y es importante que los gobiernos, las organizaciones de ayuda y la sociedad en su conjunto reconozcan la importancia de abordar los aspectos psicológicos de la recuperación después de un desastre natural y no solo los físicos y los urbanísticos, que parece que es lo que más atención genera en las noticias. La salud mental debe de tener un papel igual de protagonista. Si no es así, nos podemos encontrar con situaciones en las que se salva la vida a una persona atrapada bajo los escombros y esta persona se la quita al cabo de dos años por no poder manejar el daño psicológico con el que ha vivido desde ese momento. No nos podemos olvidar que actualmente el suicidio es de las principales causas de muerte en el ser humano y en el caso de España se suicidan actualmente 11 personas de media cada día, siendo las cifras más elevadas desde que hay un registro de las mismas. 

Para cerrar nuestra conversación, ¿qué mensaje principal te gustaría transmitir a nuestras audiencias sobre este tema?

Quiero enfatizar que la salud mental es una parte fundamental de la recuperación después de un terremoto u otra catástrofe natural. Las personas que han vivido estas experiencias traumáticas pueden experimentar una amplia gama de emociones y síntomas, y es fundamental que se proporcione una ayuda comunitaria e individual en este sentido. Además, es responsabilidad de la sociedad en su conjunto apoyar a las comunidades afectadas que sufran un impacto por una catástrofe natural.

Gracias, Fernando, por compartir tu experiencia y conocimientos sobre este tema tan importante. Es crucial que sigamos concienciando sobre la importancia de la salud mental en situaciones de crisis como los terremotos.

Gracias a ti por brindarme la oportunidad de hablar sobre este tema. Espero que esta conversación ayude a generar una mayor comprensión y apoyo para las personas que han experimentado terremotos y otras catástrofes naturales.

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