Alemania acordó este martes poner en marcha un modelo experimental de seis semanas, permitiendo un regreso parcial de los aficionados a los estadios de fútbol.
Entre las principales restricciones impuestas por los teutones, solo un 20% de los asientos podrán ser ocupados desde el viernes en el lanzamiento de la nueva temporada (Bayern-Schalke), hasta finales de octubre, en que la situación será de nuevo estudiada.
«Será una especie de experimento, un ensayo», anunció el ministro-presidente bávaro Markus Söder al término de una reunión entre representantes de los Länder.
Esta decisión implica varias obligaciones: ningún espectador será admitido en los estadios si la incidencia local del número de infecciones por el nuevo coronavirus en siete días supera los 35 sobre 100 000 habitantes. Los espectadores, suficientemente espaciados en las tribunas, deberán respetar las distancias en los estadios y sus billetes serán nominativos. Los aficionados de los clubes visitantes no serán admitidos.
En la práctica, eso significa por ejemplo que el Borussia Dortmund podrá recibir a unos 16 200 espectadores en el Signal Iduna Park.
Aunque este anuncio deja poco tiempo a los clubes para prepararse para el regreso de un 20% de sus aficionados este fin de semana en la reanudación de la Bundesliga, se trata de un alivio para ellos.
Los clubes alemanes se benefician de la mayor afluencia de aficionados en Europa, unos 44.000 de media por partido, según la liga alemana, y sacan buenos ingresos de ello.
El pasado fin de semana, la primera ronda de la Copa de Alemania sirvió de test para algunos clubes: 10.000 espectadores pudieron asistir en Dresde a la victoria de su equipo contra Hamburgo (4-1) o 5.000 en Magdeburgo contra Darmstadt (2-3).
A mediados de mayo, tras una interrupción de dos meses debido a la pandemia del COVID-19, la Bundesliga había sido el primer campeonato importante europeo en continuar su temporada, pero con los partidos a puerta cerrada.