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Así son el EMT y el TDSC, las técnicas que transforman la manera de tratar los problemas de salud mental

Dentro del campo de la medicina y la psiquiatría, uno de los grandes desafíos es ofrecer a los pacientes soluciones efectivas y de rápida acción en el tratamiento para las adicciones, la depresión, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y el dolor crónico.

En ese contexto ha surgido un método revolucionario que consiste en tratar las células nerviosas del cerebro mediante la estimulación magnética. En España, uno de los centros especializados en esta técnica es la Clínica MHS, que cuenta con valiosos testimonios de los cientos de pacientes a los que ha atendido, con una mejoría casi instantánea.

Estimulación magnética trascraneal

Existen dos técnicas para la estimulación de las células cerebrales. Una de ellas es la estimulación magnética transcraneal (EMT, también conocida como TMS por sus siglas en inglés). Mediante ella se utilizan pulsos magnéticos ligeros que estimulan determinadas zonas del cerebro. Desde 2008, cuando fue aprobada por la FDA, se ha demostrado su eficacia como tratamiento para la depresión y otros trastornos mentales como el TOC, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático y las adiciones.

De igual manera, esta técnica no invasiva es un excelente tratamiento contra el dolor crónico, ya que trabaja sobre las áreas que desencadenan la hipersensibilidad al dolor.

Estimulación transcraneal por corriente continua

El otro método es denominado estimulación transcraneal por corriente continua (TDSC), que implica la colocación de electrodos a cada lado de la cabeza del paciente para enviar una sutil corriente eléctrica a través del cerebro. Esto permite que el pulso module la actividad cerebral y produzca cambios en el funcionamiento neuronal, gracias a su efecto sobre los ámbitos involucrados en el sistema motor y cognitivo.

En consecuencia, en la Clínica MHS, el primer paso es evaluar cuál de las técnicas es más conveniente para tratar la patología del paciente. Después se diseña un protocolo avalado concretamente para el tratamiento del TOC, la depresión, las adicciones o el dolor.

En adelante, se mantiene una fase de seguimiento, con mediciones desde el ámbito humano, psicoterapéutico y médico. Finalmente, los profesionales realizan una evaluación final para verificar la efectividad del tratamiento.

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