Banco Sabadell será previsiblemente la próxima entidad española en tomar parte en una posible operación corporativa, pero no lo hará hasta bien entrado el ejercicio 2021, una vez el mercado disponga de información suficiente sobre el impacto de la crisis en su cuenta de resultados, informaron a Europa Press en fuentes financieras.
De este modo, tras la celeridad con la que se han llevado a cabo las negociaciones para la integración de Bankia en CaixaBank -operación que se prevé cristalice en el primer trimestre de 2021- y la rapidez con que Unicaja y Liberbank han desempolvado su proyecto de fusión, habrá que esperar a mediados del próximo año para conocer quiénes serán los próximos en mover ficha.
La entidad que preside Josep Oliu dispone así de varios meses para exhibir su capacidad de gestionar la compleja situación actual -caracterizada para todo el sector por tipos de interés en mínimos, baja rentabilidad y alto riesgo de deterioro crediticio- sosteniendo márgenes y manteniendo su elevado nivel de solvencia.
El banco puede sorprender favorablemente al mercado con sus resultados del tercer trimestre, pero no será hasta que se conozcan los del ejercicio completo y, previsiblemente, los del primer y segundo trimestres de 2021, cuando esté en disposición de plantearse si aborda una operación transformadora de esta índole.
Y esto será así porque permitirá conocer el impacto real de la crisis derivada de la pandemia en su balance, lo que ofrecerá una imagen más fiel de su desempeño y de sus fortalezas.
El mercado aguarda con interés para conocer qué impacto está teniendo la crisis derivada del Covid-19 en la cartera de pymes del Sabadell, pero fuentes cercanas a la entidad han indicado a Europa Press que pese a que empresas de este segmento vinculadas al sector servicios han sido fuertemente golpeadas por la pandemia, en su conjunto «está aguantando bien».
Del mismo modo, el banco que esté interesado en fraguar una integración con Sabadell aguardará hasta disponer de esta vital información para decidir si dar o no un paso adelante y en qué términos puede plantearse la operación.
En el caso de que finalmente opte por embarcarse en un proceso de fusión, Sabadell cuenta fundamentalmente con dos opciones: aliarse con una entidad de mayor tamaño (caso de Santander o BBVA) o bien decantarse por una integración a varias bandas con bancos de menor dimensión que han quedado descolgados (Kutxabank, Abanca, Ibercaja, etc.) para crear un grupo financiero diversificado regionalmente y con suficiente masa crítica para competir con los más grandes.
En el primer supuesto, Santander ya ha descartado tomar parte en nuevas operaciones corporativas en España después de integrar Popular, mientras que BBVA ha dicho por boca de su consejero delegado, Onur Genç, que estudiará las operaciones que surjan, que generen valor y no sean dilutivas para sus accionistas.
El acercamiento sorpresivo de CaixaBank a Bankia ha desbaratado las quinielas de algunos analistas y bancos de inversión que apostaban por emparejar al banco nacionalizado con Sabadell o con BBVA.
De hecho, algunos señalaban hace año y medio que la operación «ideal» antes de la pandemia era la de una fusión «entre iguales» de Sabadell y Bankia. Sin embargo, esta alternativa se fue diluyendo a medida que arreciaba la crisis y ambas entidades disminuían su valor bursátil.