El primer ministro de Israel, Naftali Bennett, ha afirmado este viernes que el país «ganará» la «larga y difícil guerra contra el terrorismo», un día después de la muerte de dos personas en un nuevo ataque en Tel Aviv, el cuarto en cerca de dos semanas.
Bennett ha subrayado a través de un mensaje en su cuenta en la red social Twitter que las fuerzas de seguridad siguen «en máxima alerta» en el país ante la posibilidad de «nuevo incidentes o ataques» inspirados en la oleada de atentados de las últimas semanas.
«Todo el pueblo de Israel lo lamenta por las familias de los asesinados y reza por la salud de los heridos», ha manifestado, antes de aplaudir la labor de las fuerzas de seguridad tras localizar y matar al supuesto responsable del ataque del jueves.
El sospechoso, identificado como Raad Hazem, de 28 años y residente en un campamento de refugiados en la ciudad cisjordana de Yenín, ha sido localizado a primera hora del día cerca de una mezquita en Yafa –adyacente a Tel Aviv– y ha muerto en un tiroteo con varios agentes.
Fuentes de seguridad citadas por el diario israelí ‘Haaretz’ han indicado que agentes del Shin Bet se dirigieron a la zona situada en los alrededores de la Torre del Reloj de Yafa para recabar información de las cámaras de seguridad de la zona cuando hallaron al sospechoso escondido tras un coche.
El Shin Bet ha manifestado posteriormente que el hombre habría entrado ilegalmente en Israel y ha destacado que «no tiene una afiliación clara» a ninguna organización palestina. «No tiene historial de seguridad y no había sido arrestado previamente», ha señalado, al tiempo que ha destacado que la investigación «continúa», tal y como ha recogido ‘The Times of Israel’.
Por su parte, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) –considerado un grupo terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), entre otros– ha aplaudido el ataque, si bien no ha reclamado la autoría, y ha manifestado que se trata de una respuesta legítima ante «el terrorismo y los crímenes de la ocupación y sus intentos de judaizar Jerusalén».
«Nuestro pueblo no permitirá esto y nuestra resistencia estará enfrente de cualquiera que piense en violar nuestros lugares santos», ha resaltado, una línea similar a la expresada por Yihad Islámica –también considerado como una organización terrorista–, que ha ensalzado igualmente el ataque, sin reclamar su autoría.
Yihad Islámica ha reseñado que «el retorno de las operaciones de comando en las profundidades de Israel es el resultado natural de la agresión israelí, que ha cruzado todos los límites, y es también resultado de la persistencia de la ocupación en sus incursiones en la sagrada Mezquita de Al Aqsa».
«La ocupación paga parte del precio de todos sus crímenes y del terrorismo de los colonos contra la población de Jerusalén y Cisjordania», ha apuntado el grupo, que ha incidido en que el ataque supone «un claro mensaje a la ocupación para que detenga sus incursiones en la Mezquita de Al Aqsa», según ha recogido la agencia palestina de noticias Maan.
INCREMENTO DE LOS ATAQUES
El ataque es el cuarto ejecutado en Israel en cerca de dos semanas. El primero tuvo lugar tras el 22 de marzo, cuando cuatro personas murieron en un atropello intencionado y posterior ataque con arma blanca en la ciudad de Bersheeba (sur).
Posteriormente, dos policías tras ser tiroteados el 27 de marzo en Hadera. Estado Islámico reclamó la autoría de estos ataques. El 29 de marzo murieron cinco personas en un tiroteo en la localidad de Bnei Brak, situada en los alrededores de Tel Aviv.
Ante esta situación, Bennett afirmó la semana pasada que el país «hace frente a una oleada de terrorismo árabe». «Las fuerzas de seguridad están trabajando. Combatiremos el terrorismo con persistencia, diligencia y puño de hierro, destacó.
Asimismo, argumentó en un vídeo que «lo que se vio durante la operación ‘Guardián de los Muros’ –la ofensiva militar contra la Franja de Gaza en mayo de 2021– era un presagio de las cosas que iban a pasar», en referencia al repunte de violencia entre musulmanes y judíos.
Por su parte, el ministro de Defensa de Israel, Benjamin Gantz, dijo que las fuerzas de seguridad usarán «todos los medios» para poner fin a estos ataques. En este contexto, ordenó al Ejército y a la Policía que incrementaran su despliegue en Cisjordania y zonas fronterizas.