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Bristol y las fibras en solera

Uno de los magníficos ejemplos de cómo se puede sustituir un mallazo superior calzado, acelerando el proceso de hormigonado a la vez que abaratando la ejecución de una solera de hormigón, es el de la fábrica Power Sprays, situada en el polígono industrial a las afueras de la ciudad de Bristol, Inglaterra. Las fibras de vidrio AR de Fibratec modelo V12-AM añadidas al hormigón del tipo HA25 han hecho un gran trabajo al conseguir, además, evitar la exposición de los trabajadores a los peligros que supone manipular los mallazos, que suelen estar oxidados en el momento de su colocación.

Bristol es una zona industrial expuesta a una gran humedad, con temperaturas bajas en invierno. Particularmente la fábrica Power Sprays y sus soleras de hormigón se encuentran expuestas a las duras condiciones meteorológicas de esta zona. La diferencia de temperaturas entre día y noche, así como invierno y verano en esta localidad, ocasionarían en cualquier hormigón dilataciones y contracciones, que generarían fisuras. Gracias al uso de microfibras de vidrio AR de Fibratec, estas contracciones se han reducido drásticamente gracias a los 200 millones de filamentos por kilo que contienen las fibras V12-AM y su homogéneo reparto dentro de la masa del hormigón.

En la obra se han dosificado 2kg/m3 de Fibratec V12-AM para sustituir el mallazo calzado, que normalmente se hubiese colocado para absorber las tensiones de la retracción plástica del hormigón. Gracias a que las fibras mejoran sustancialmente la calidad del hormigón reduciendo drásticamente su porosidad, al no tener lugar gran parte de esta retracción, no ha sido necesario colocar dichos mallazos, lo que ha conllevado que los operarios no hayan tenido que manipular mallazos oxidados, con el consiguiente peligro de cortes en sus manos y brazos.

El uso de fibras sustituyendo mallazos en la construcción de soleras de hormigón está ayudando mucho a proteger la salud de los operarios, así como a facilitar todos los procesos que conlleva la construcción de una solera de hormigón. Los operarios que tienen que adaptar los mallazos a las formas de la zona a hormigonar, así como la carga y descarga de los mismos a los camiones que los transportan, siempre son momento de alto riesgo en los que el operario puede ser víctima de cortes e infecciones que gracias al uso de fibras se puede evitar.

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