La Comisión Europea ha informado este miércoles de que finalmente da luz verde a la fusión de ITA Airways con Lufthansa, una autorización condicionada a la cesión de varias rutas de corta y larga distancia a otros competidores para evitar las distorsiones en la competencia que Bruselas identificó inicialmente y le llevaron a abrir esta investigación en profundidad.
La absorción de la aerolínea italiana con capital público por el grupo alemán llega tras meses de negociaciones para revisar los compromisos ofrecidos por Lufthansa en enero y que los servicios comunitarios consideraron «insuficientes».
«Debíamos evitar que los pasajeros acabasen pagando más o con acceso a menos servicios y de peor calidad en determinadas rutas dentro y fuera de Italia», ha dicho en un comunicado la vicepresidenta del Ejecutivo comunitario responsable de Competencia, la liberal Margrethe Vestager, para explicar la decisión.
En su diagnóstico inicial, Bruselas vio problemas de competencia en algunas rutas, por ejemplo en conexiones con países de Europa central para las que apenas hay vuelos directos y en las que Lufthansa e ITA compiten ya con pocos aerolíneas, principalmente de bajo coste y que operan desde aeropuertos secundarios más alejados.
Otra de las claves han sido las rutas entre Italia y Norteamérica, en donde la Comisión quería aclarar si las actividades de las dos compañías y sus socios United Airlines y Air Canada debían ser considerados como actividades de una sola entidad después de la fusión. Los servicios comunitarios temían que la operación pudiera reducir la competencia en rutas de Italia con Estados Unidos, Canadá, Japón e India, por ejemplo.
Así las cosas, para enmendar los problemas identificados en las rutas de corta distancia, Lufthansa y el Ministerio de Economía y Finanzas italiano, que participa en ITA, pondrán a disposición de una o dos compañías aéreas rivales los activos necesarios para permitirles iniciar vuelos sin escalas entre Roma o Milán y determinados aeropuertos de Europa Central.
También deberán garantizar que uno de los competidores seleccionados tenga acceso a la red nacional de ITA para ofrecer conexiones indirectas entre determinados aeropuertos de Europa Central y determinadas ciudades italianas distintas de Roma y Milán.
En el caso de las rutas de larga distancia, la solución pasa por acuerdos con rivales para mejorar su competitividad en las rutas de larga distancia en cuestión, por ejemplo mediante acuerdos de interlínea o intercambios de ‘slots’. Con ello, Bruselas cree que aumentarán las frecuencias de vuelos sin escalas y habrá mejores conexiones para vuelos con escala única en cada una de las rutas.
En su evaluación, la Comisión tuvo en cuenta el hecho de que el Gobierno conservará una participación de control en ITA después de la transacción y seguirá teniendo incentivos para que la aerolínea compita con los socios de la empresa conjunta de Lufthansa en Norteamérica, al menos hasta que ITA se integre en la empresa conjunta.
Finalmente, las concesiones acordadas para el aeropuerto de Milan Linate prevén la transferencia de ‘slots’ de despegue y aterrizaje a los rivales que participen en las cesiones de rutas de corta distancia.
TEMOR DE CONSUMIDORES A PRECIOS MÁS ALTOS
Sin embargo, desde la organización que aglutina a consumidores europeos de una treintena de países (BEUC, por sus siglas en francés), han criticado falta de claridad en la decisión adoptada por la Comisión Europea y alertado de los efectos que ello pueda tener en los precios finales que asuman los usuarios.
«Desgraciadamente, la actual falta de claridad nos hace temer que los consumidores puedan pagar el precio de esta fusión en términos de tarifas más altas, menos opciones de rutas y servicios degradados», ha indicado en un comunicado el director general de BEUC, Agustín Reyna.
«Esta es una decisión de enorme importancia para los pasajeros aéreos», ha advertido Reyna, quien ha instado al Ejecutivo comunitario a «resistir la presión política» y a proteger a los consumidores por encima de los intereses «de las empresas más grandes», al tiempo que ha recordado el «daño» para el sector de una «competencia insuficiente» en Europa.