Cabify dispara un 98% su facturación

Cabify prevé entrar en rentabilidad en el año 2019 o 2020 tras haber disparado un 98% la facturación a lo largo del pasado ejercicio, elevando la cifra de negocio a 144 millones de euros desde los 72,96 millones ingresados durante 2017 y pese a los conflictos sufridos con el taxi.

Así lo desveló hoy el cofundador de Cabify Vicente Pascual durante unas jornadas organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Económica (Apie) en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), con el patrocinio de BBVA, sobre finanzas sostenibles.

Su previsión se cimenta en la dramática caída de las pérdidas operativas en los últimos años, que ha llevado a -2,7% el margen de explotación sobre porcentaje de facturación neta el pasado ejercicio, frente al -7,1% del año previo y el -29,1% del año 2016.

El también ejecutivo de la compañía indicó que la entrada en rentabilidad permitirá a la empresa pagar Impuesto de Sociedades, un tributo que aún no abona aunque defendió que sí contribuye a las arcas públicas de otra forma.

Pascual adelantó que la actividad de Cabify genera “por encima de los 8 millones de euros en impuestos en España” por las empresas a las que gestiona el alquiler de vehículos que tributan por IVA por los carburantes o por el IRPF aplicado a sueldos de los conductores contratados, emplazando a conocer el detalle de la cifra a la Memoria de Sostenibilidad que pronto publicará la compañía.

Según sus cálculos y teniendo en cuenta que los ingresos netos de la compañía se sitúan alrededor de los 20 millones de euros, dicha tributación correspondería con un tipo impositivo del 30% o “por encima del 30% en impuestos”. “Pagamos impuestos en España como otras tantas empresas españolas”, subrayó.

La compañía, que emplea 400 personas en España, tiene en su hoja de ruta salir a bolsa en “los próximos dos o tres años” y su ejecutivo defendió que cuando lo haga debería aportar un valor distinto a otros modelos como Uber, porque tiene “algo diferencial”, en alusión a la vocación de “ser rentable desde ya” y definirse como una empresa con planes de crecimiento, en la que, según dijo, “no debería existir duda sobre su modelo de ser rentable, que es lo que valoran los mercados”.

Esa meta es compatible con que busque continuamente levantar capital y nueva financiación para desarrollar un plan de negocio que en los últimos años se ha volcado en la internacionalización y donde buscará dar una solución global de movilidad a los clientes, operando como una plataforma que incluye todo tipo de opciones de transportes (incluidas las bicis, motos y patinetes en algunos países).

Según detalló, lo avanzado en movilidad es apenas “una gota en el océano” y esta industria está llamada a crecer, “al menos, cinco veces más” hasta el año 2030. “Para poder aprovechar ese crecimiento necesitamos capacidad para financiarla”, indicó.

En este ámbito señaló que en España se encuentra ya rodando en Santander un proyecto piloto para integrar los taxis en la plataforma, con la intención de exportarlo a otras localidades y ciudades en función de los resultados.

Durante su intervención, indicó que la movilidad es un desafío que afecta a las ciudades y a los ciudadanos, por lo que pidió a las autoridades que no impongan medidas de forma unilateral sino que las abran a la máxima discusión posible para encontrar las mejores soluciones.

En este punto, indicó que la tentación de “tratar de llevar a su terreno” las soluciones ya no solo a escala europea o nacional, sino también de las autonomías y “microlocalidades”, es un error porque limita el crecimiento de proyectos innovadores como es Cabify y otras plataformas, y demandó al regulador “tratar de eliminar” eso y fijar estrategias y acciones que ayuden a las empresas a “expandirse rápidamente” y poder, incluso, transcender las fronteras.

Al ser cuestionado de manera específica por la restricción al tráfico en Madrid Central, indicó no tener una opinión clara pero sí abogó por “juntarnos todos” –ciudadanos, plataformas, autoridades, etc.- a la hora de pensar en soluciones de movilidad para tener “una discusión un poco más de largo alcance” pensando en plazos de cinco a 10 años en beneficio último de los ciudadanos.