Dos por uno para Carlos Slim. El magnate mexicano ha culminado hoy su desembarco en el consejo de administración de FCC, compañía de la que adquirió el 25,6 por ciento del accionariado el pasado mes de noviembre por un valor de 650 millones de euros. La que se ha convertido en la mayor inversión de Slim en España le otorga derecho a cuatro representantes, los mismos que su socia Esther Koplowitz, la segunda mayor accionista con la posesión del 24,5%.
Además, Slim se ha sentado en el máximo órgano de representación de la constructora con la posibilidad de elevar su participación por encima del 30% y lanzar una opa sobre la misma. El empresario mexicano se sentará junto a tres representantes de confianza; Gerardo Kuri Kaufmann, consejero delegado de Carso Inmobiliaria, la filial a través de la cual Slim entró en FCC, Juan Rodríguez Torres y Alejandro Aboumtad González, que desempeñan puestos de responsabilidad en la Minera Frisco.
El desembarco de Slim supone la salida de Rafael Montes, Marcelino Oreja, Fernando Falcó, César Ortega, Henri Proglio y Felipe Bernabé, consejeros de confianza de Koplowitz. En el consejo celebrado ayer, presentaron su dimisión seis vocales, lo que redujo el órgano de administración a trece. Se espera la dimisión de Lourdes Martínez, representante de Bodegas Faustino, cuando se complete la reducción de capital de B-1998, además de la renovación del bloque de consejeros independientes.
Por otro lado, hoy se daba a conocer que Slim ha duplicado su participación en “The New York Times” convirtiéndose en el titular nominal del 17 por ciento de las acciones, lo que en cifras redondas representa la nada desdeñable cifra de 28 millones de acciones del diario neoyorquino. Carlos Slim, recibirá a cambio más de 100 millones de dólares, aunque seguirá controlada por la familia Sulzberg, poseedora del 90% de un tipo de acciones que no cotiza públicamente.
El multimillonario mexicano prestó al diario 250 millones de dólares en 2009, en un momento inestable para la compañía debido a la crisis económica. Por su lado, el diario reconoce tener problemas económicos debido al descenso en la publicidad en la edición impresa, que no está siendo compensado por el aumento de las suscripciones digitales.