Ciudadanos y sus políticas las tres C’s: cambio, carisma y contradicción

Quiero creer pero la cosa, política, cada vez hace más compleja la hazaña. Esta mañana la que suscribe escuchaba entre cafés y azucarillos a un Albert Rivera hacer memoria histórica y hablar de tres proyectos para España. El primero el de la transición, la reconciliación y concordia, el del ‘Presidente’ Adolfo  Suarez; el segundo el la modernización, el reparto de lo social y el desarrollo autónomico, el de Felipe González; y el tercero el de la competencia económica y la convergencia con Europa, el de José María Aznar. A partir de ahí vacío. Una España sin proyecto y a la deriva en la que «sólo hay proyectos de partido». Hete aquí la primera de las tres C’s: cambio.

Las palabras sonaban bien a un auditorio ávido de regeneración, y eso a pesar de la presencia de algunos de los grandes tiburones del mundo empresarial, entre ellos el presidente de la patronal, Juan Rosell -que ocupaba silla en mesa preferente y enfrentaba miradas con el propio Rivera-. Un Juan Rosell que, por cierto, ha corrido con gesto serio y sin hacer declaraciones a la prensa tras la clausura, quizá por eso de la no negociación del pacto salarial.

Chismorreos aparte, el discurso prometía y mucho, especialmente por eso de «no meter el dedo en el ojo de los demás e incorporar el talento a la política española».  Hete aquí la segunda de las tres C’s: carisma.

Sin embargo los que hemos nacido en Democracia, la gente de la regeneración a la que tanto mira y mima Ciudadanos, nos hemos vuelto a quedar, como diría una amiga y compañera, «ojipláticos». Y todo porque su pupilo por y para la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, hablaba de «hacer músculo sin recortar batas», mientras minutos después su niña por y para la Alcaldía, Begoña Villacís, afianzaba con un «y sí. Lo siento» su posición de verdugo del 25 por ciento de los organismos autónomos, direcciones generales y contratos mercantiles. Eso, muy señores míos, me permite acudir al refranero y convertirles en ejemplo significado del ‘donde dije digo digo Diego’. O lo que es lo mismo, hete aquí la tercera de las tres C’s: contradicción.

Tres C’s a la que añado una cuarta y quinta. La de la crítica constructiva. La que me recuerda que  gran parte de las medidas que vamos conociendo, a cuenta gotas para no mojarnos, me suenan, y no precisamente por sentirme exhausta del ejercicio memorístico sino porque algunas, incluso, ya se practican. Rebajas de IBI’s que del 0,4 se revisan al 0,48; rebajas de IVA’s que serán crecidas en los súper reducidos; rebajas fiscales convertidas en cheques innovación o cheques de desarrollo profesional -o formación-; rebajas de las cuotas de autónomos hasta 50 euros «exactos»; rebajas, rebajas y más rebajas… En definitiva, anuncios todos ellos que forman parte de una estrategia de mercadotecnia que si bien ahora adopta el color naranja se tiñeron, hace semanas e incluso meses de azul.

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