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Cómo mejorar la movilidad en personas mayores; consejos prácticos y ayudas recomendadas

En las personas mayores es muy frecuente observar ciertos síndromes geriátricos, situaciones habituales relacionadas con el envejecimiento que no son enfermedades en sí mismas, pero sí afectan a la autonomía. Entre ellos, hay tres que se retroalimentan y que suelen ser los más difíciles de manejar:

Síndrome de inestabilidad y caídas

Se debe a cambios relacionados con la edad que afectan a las funciones necesarias para mantener el equilibrio:

Función propioceptiva (percibir la posición del cuerpo en el espacio).

Función vestibular (equilibrio regulado en el oído interno).

Visión.

Estado de músculos, huesos y función cognitiva.

Síndrome de inmovilidad

Consiste en la pérdida progresiva de la capacidad para cambiar de postura o desplazarse: caminar, subir escaleras, levantarse de la cama o de un sillón, etc. Puede deberse a causas físicas, funcionales o psicosociales.

Síndrome postcaída

Se define como la ansiedad o temor a volver a caerse, lo que provoca falta de confianza y reducción de la actividad diaria.

La importancia de entender estos síndromes

La interacción entre estos tres síndromes es muy relevante:

1 de cada 3 personas mayores de 65 años sufre una caída al año.

En mayores de 80 años, la cifra aumenta a 1 de cada 2.

La mitad de quienes se caen, sufren más de un episodio anual.

Para prevenir las caídas es fundamental detectar y controlar los factores de riesgo.

Causas frecuentes de caídas

Las causas pueden dividirse en dos grandes grupos:

Factores personales

Enfermedades crónicas.

Alteraciones visuales y auditivas.

Interacciones o efectos secundarios de la medicación.

Factores ambientales

Muchos accidentes se producen por barreras arquitectónicas o elementos peligrosos en el hogar:

Mobiliario inadecuado o inestable.

Suelos resbaladizos.

Duchas o baños sin barras de apoyo.

Escaleras sin barandilla o con peldaños irregulares.

Estantes demasiado altos.

Iluminación deficiente.

Cables u objetos en zonas de paso.

Animales domésticos.

Camas excesivamente altas.

Lavabos y retretes muy bajos.

Recomendaciones prácticas para prevenir caídas

A continuación, se recopilan medidas sencillas pero muy efectivas para mantener la autonomía y reducir riesgos:

Evitar el reposo prolongado y el uso de sujeciones físicas en personas con deterioro cognitivo.

Utilizar productos de apoyo, como bastones o andadores para adultos, que aumentan la estabilidad y la base de apoyo.

Revisar la visión y usar gafas si son necesarias, evitando lentes bifocales para caminar.

Mejorar la iluminación: interruptores accesibles, luz adecuada en pasillos y luz nocturna en dormitorios y baños.

Cuidar los pies (durezas, uñas, deformidades) para evitar apoyos incorrectos.

Usar calzado adecuado: suela antideslizante, tacón bajo y buen agarre al pie.

Evitar ropa demasiado larga que pueda engancharse o pisarse.

Mantener actividad física regular y una dieta equilibrada.

Levantarse de la cama o la silla lentamente, y frenar la silla de ruedas antes de transferencias.

Tras una caída, acudir al médico aunque no haya lesiones visibles.

Reforzar la seguridad en el baño: barras de apoyo, asientos de ducha y evitar cerrar la puerta con pestillo.

Mantener suelos secos, regulares y libres de obstáculos.

Instalar asideros cortos junto a la cama para facilitar la incorporación.

Retirar alfombras y cualquier objeto que entorpezca el paso.

Colocar pasamanos en pasillos y zonas de tránsito.

Conclusión: un entorno seguro y las ayudas adecuadas marcan la diferencia

Mejorar la movilidad en personas mayores requiere actuar en varios frentes: mantener la actividad física, adaptar el hogar, revisar la visión y el calzado, y reducir obstáculos que puedan provocar caídas. Además, el uso de ayudas técnicas como bastones o andadores para adultos proporciona un apoyo extra esencial para reforzar la estabilidad y la confianza en el día a día.

Con pequeños cambios en el entorno y las herramientas adecuadas, es posible prevenir accidentes y favorecer una vida más autónoma, segura y activa.

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