Aunque los que compaginamos trabajo y familia lo sospechábamos faltaba la prueba empírica. Un equipo de investigadores del sueño ha descubierto recientemente que los trabajadores que participaron en una intervención dirigida a reducir los conflictos entre el trabajo y las responsabilidades familiares dormían una hora más cada semana y tenían una mayor suficiencia de sueño que los que no participaron en esa medida.
«Aumentar la supervisión del apoyo familiar y el control del trabajador sobre el tiempo de trabajo aportó beneficios en el sueño de cientos de empleados», explica el doctor Ryan Olson, de la ‘Oregon Health & Science University’, en Estados Unidos, y autor principal de este estudio, que se publica en ‘Sleep Health’. «Se diseñó la invervención ‘The Work, Family and Health Network Study’ para reducir los conflictos entre trabajo y la familia. No se centró directamente al sueño, pero se observaron beneficios del sueño», añade.
El proyecto se centró en los empleados estadounidenses de una empresa de tecnología de la información. Los grupos de gerentes y empleados seleccionados al azar participaron en un proceso de cambio social y de organización de tres meses, que incluyó sesiones interactivas con debates, juegos de rol y juegos.
Los gerentes también fueron entrenados en la supervisión del apoyo familiar y se autoevaluaron sobre cómo aplicaron la formación en el trabajo. Se recogieron datos a través de entrevistas cualitativas 12 meses después de introducir la intervención y por actigrafía, la medición de los patrones de sueño y vigilia de los individuos utilizando un monitor en las muecas de los participantes.
La actigrafía midió la calidad y cantidad del sueño al inicio de la intervención para establecer las medidas de referencia para los participantes, y 12 meses después de la intervención. Cada una de las grabaciones de la actividad de los 474 participantes fueron evaluadas por dos investigadores, quienes identificaron los periodos de sueño en relación a las actividades de vigilia de cada participante.
Los autores habían planteado la hipótesis de que tanto la duración del sueño como el insomnio podrían mejorarse en el duodécimo mes del estudio y, en segundo lugar, que cualquier mejora en la calidad y duración del sueño podría estar mediada por un mejor control de los empleados sobre su tiempo de trabajo y la reducción de los conflictos entre trabajo y familia al sexto mes después del inicio.
Los investigadores crearon un modelo de mediación estadístico que tenían en cuenta los múltiples aspectos temporales de los datos actigráficos del sueño y las características de los participantes. «Aquí hemos demostrado que una intervención centrada en el cambio de la cultura de trabajo podría aumentar la cantidad medida de sueño que consiguen los trabajadores, así como su percepción de que su sueño es más suficiente», señala el investigador principal, Orfeu Buxton de la Universidad Estatal de Pennsylvania, Estados Unidos.
EUROPA PRESS