Cada vez son más las empresas que tras el lucro económico buscan aportar un grano de arena a mejorar la sociedad, el deporte y más concretamente el running despierta, casi sin darnos cuenta, nuestra faceta más solidaria
A priori el significado de economía puede parecer puramente egoísta y frío. Incluso combinarlo con la tan altruista solidaridad resulta hasta cómico. Pues bien, lejos de estereotipos la sociedad, los ciudadanos, avanzamos hacia un ‘modelo económico social’. La nueva economía busca algo más que predicciones, tesis y curvas de Laffer. Las empresas y los Gobiernos, desarrollan patrones de crecimiento económico responsables y sostenibles en los que además se contribuya a mejorar el mundo que nos rodea. Hablamos de Economía Social.
Cuando conocí a José Manuel, hace algo más de un año, no podía imaginarme que su historia podía, como se dice ahora, ‘tocarme’ tanto. Sus ojos, perfilados por unas particulares patas de gallo, rastro de las lágrimas, esconden una mirada llena de ilusión y futuro. Hace 7 años el pequeño David nació para llenar la vida de un hombre que, en su día llegó a pesar 110 kilos. Hoy, José Manuel pesa 70 y, además de ingeniero y Jefe de Proyecto en una multinacional sueca de telecomunicaciones es maratoniano y se ha convertido en ideólogo y fundador de Eventsthinker, una pequeña SL que nació por y para lo que antes se llamaba «salir a correr» y hoy se llama «running».
Sin embargo sus carreras siempre llevan algo detrás. Eventsthinker es la empresas de los runners solidarios. Gracias a él y sus dos socios (Alejandro y Alberto) cada año es posible que se dé el pistoletazo de salida a las carreras populares de Hortaleza, Stop San Filippo, Juegaterapia, el duathlón de Valdebebas y los cross de San Chinarro, La Moraleja y Hortaleza. La mayor parte de la recaudación de las pruebas se destina a fines benéficos y el resto para que su proyecto siga adelante. Porque, eso que nos parece tan fácil a los 6.000 y 7.000 participantes que cruzamos el arco con nuestros flamantes dorsales y nuestras ‘voladoras’ (o zapatillas de correr de toda la vida), supone un coste de entre 25.000 y 30.000 euros y requiere equipo de voluntarios de mínimo 60 personas que, los días de carrera, se levantan cuando aún no han puesto las calles, a las 5:30 de la madrugada. Eso más gestiones, tiempo «que nos lo quitamos del sueño» y mantener una furgoneta de segunda mano que “nos la roban cada tres por dos”, explica.
Un esfuerzo vocacional que como dice José Manuel, «surge de algo malo y pasa a convertirse en una terapia para mi». David corre cada prueba desde y con el corazón de su padre. Hace 7 años una negligencia o el destino decidió que David no superase la cardiopoatía congénita con la que había nacido. Desde entonces José Manuel decidió que su esfuerzo sobre el asfalto lo dedicaría a apoyar a todos los niños y los padres que como ellos hayan tenido y tengan que escuchar de boca de los médicos esas dos palabras.
Su primer reto la Carrera Popular Hortaleza – Trofeo Menudos Corazones, fundación a la que “donamos todo el dinero que recaudamos”. Salió bien y sirvió de improvisado e inesperado reclamo para la Asociación San Filippo que les propuso organizar otro evento: se dibujaba la línea de salida del duathlón benéfico Stop San Filippo. A partir de ahí crecer, poco a poco y enfrentándose a los grandes nombres de organizadores e innovar con retos como el que consiguieron hacer realidad el año pasado «enlazar el maratón de Chicago con la carrera Juegaterapia en Coslada».
Hoy José Manuel se ha propuesto un nuevo reto solidario, recaudar 1 euro por cada uno de los 10 metros que recorrerá el 18 de octubre en el ICAN Triathlon de Gandía. En total serán 226 kilómetros (3,8 nadando, 180 en bici y 42,195 corriendo o a pie). En total serán 22.600 euros que José Manuel donará a los proyectos de la ONG AIDA para traer a niños de Guinea Bissau con cardiopatías y poder operarse en Europa.