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¿Cuáles son las bondades de las cooperativas de viviendas?

La promoción de viviendas bajo la modalidad de cooperativa tiene una serie de bondades que afectan a todos los actores intervinientes en el proyecto inmobiliario, siempre y cuando, el proyecto se ejecute bajo los parámetros de puridad del sistema cooperativo, estos son información, transparencia, participación, cumplimiento de normas legales y gestión profesional.

En primer lugar, el socio cooperativista adquiere una vivienda a riguroso coste (no existe el margen promotor); a su vez, disfruta de una serie de beneficios fiscales según la comunidad autonómica de aplicación, adquiriendo su vivienda con un ahorro del orden del 15 – 20 %; así como en la participación activa en el diseño de su vivienda. A ello, hay que sumar el “paraguas de seguridad” del afianzamiento/aval de las cantidades aportadas, así como la auditoría de cuentas externa.

Atendiendo a los parámetros indicados (información, transparencia, participación, cumplimiento de normas legales y gestión profesional), el resto de actores (empresa constructora, técnicos, aseguradoras, gestora, etc.), tienen asegurados sus honorarios.

Respecto a la gestión de cooperativas de viviendas, desde Rebs hacen hincapié en la importancia de la formación inmobiliaria para contar con una verdadera visión integral del real estate y, especialmente, en el “modelo de negocio de la gestión de cooperativas de viviendas”.

Como escuela de negocios, su objetivo es que los alumnos egresados conozcan un “modelo de negocio” (la gestión de cooperativas de viviendas) en su integridad y cuenten con una batería de conocimientos, tanto teóricos como prácticos, que les haga capaces para afrontar este tipo de proyecto, con garantías de éxito.

En el apartado de conocimientos, en primer lugar, es fundamental conocer cómo funciona toda la “cadena de valor en el sector inmobiliario”; comprender todos los procesos claves para detectar oportunidades y riesgos de inversión; desde la búsqueda, análisis, evaluación y selección del terreno, la viabilidad económica, financiera y comercial, la definición del producto, las fuentes de financiación y el desarrollo integral del proyecto inmobiliario, desde la comercialización a la posentrega. 

Esto es manejar profesionalmente a los clientes (socios cooperativistas) y su relación con ellos, los recursos y actividades claves, las alianzas estratégicas, así como la estructura de costes y fuentes de ingresos. A su vez, aprender las “barreras de entrada”, para el ejercicio de la actividad, impuestas por varios de los agentes del sector inmobiliario (entidades financieras, compañías aseguramiento de cantidades), y cómo salvarlas.

En segundo lugar, conocer la gestión de una “empresa social”, las cooperativas de viviendas, cuya característica principal es su sistema democrático (asambleario) de funcionamiento, junto a las peculiaridades normativas y legislativas, desglosadas por cada una de las comunidades autónomas, así como por la estatal. 

Como cualidad, la básica es la ética y transparencia en la gestión; para ello, es fundamental seguir un código de buenas prácticas; sin esta cualidad, se desnaturaliza el “sistema cooperativo de promoción de viviendas”. A ello, se añade el manejo del “factor humano”, entendiéndolo como el fenómeno multidimensional a la hora de gestionar un colectivo, compuesto por individualidades con sus particularidades y necesidades, que pueden ser influenciadas por una infinidad de variables internas y variables externas durante todo el periodo de ejecución del proyecto inmobiliario. Esto se podría definir como ”superar sus expectativas”.

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