¿Cuándo compensa pedir un préstamo?

Endeudarse no merece la pena casi nunca, pero en ocasiones no hay más remedio que hacerlo. En esos casos, lo más oportuno es comparar préstamos.

En función de la cantidad que se necesite o del plazo en el que se quiera devolver, de lo que desee financiar o de, por ejemplo, si se es asalariado o no, existen diferentes tipos de préstamos, más allá de la oferta genérica de préstamos personales. Conocer sus características es fundamental para atinar bien a la hora de elegir.

Los micropréstamos conceden cantidades muy pequeñas que deben devolverse en un período de tiempo muy corto. No suelen ofrecer más de 600 euros. Han de reintegrarse en plazos máximos nunca son superiores a 45 días. Son mucho menos exigentes con el consumidor (no necesitan que su solvencia sea tan alta como en un producto tradicional) y su tramitación puede realizarse en unos minutos a través de Internet, teléfono o SMS.

La falta de exigencias y la rapidez en su concesión hace que los micropréstamos resulten mucho más caros que los préstamos tradicionales. El cliente deberá pagar a cambio de la concesión del dinero. Lo cobrado no suele bajar del 20% de la cantidad prestada (un TAE que ronda el 2000-3000%).

Normalmente, los micropréstamos son concedidos por empresas financieras (no por bancos tradicionales) que no están bajo la supervisión de organismos reguladores como el Banco de España. Sí deben cumplir con la normativa vigente en materia de consumo.

Los préstamos rápidos  están a mitad de camino entre un préstamo tradicional y un micropréstamo. Conceden cantidades que van entre los 600 y los 10.000 euros. Hay que devolverlos entre seis meses y cinco años después.

Aunque pueden ser más elevados que los de un producto clásico, sus intereses son mucho más asequibles que los de los micropréstamos (alrededor del 15-20% TAE).

Pueden solicitarse a una entidad de crédito especializada (como Cofidis) o a un banco tradicional, donde cada vez es más frecuente encontrar esta oferta de productos.

Además de existir préstamos genéricos (“préstamos al consumo”), existen algunas ofertas que permiten financiar un determinado bien o servicio. Lo más comunes son los préstamos destinados a la adquisición de un coche, al pago de los estudios, una reforma del hogar, viajes o a la declaración de la renta.

Los préstamos preconcedidos son líneas especiales de financiación que las entidades bancarias ponen a disposición de sus mejores clientes. Sus características suelen variar en función del perfil de cada consumidor. Solo se conceden a clientes con una solvencia alta (pocas deudas, siempre pagadas con puntualidad…) y por una cantidad que cambia en función de sus ingresos. A diferencia de lo que sucede con un préstamo genérico, pueden tramitarse muy rápidamente y apenas requieren de papeleo.