Cuba, un diamante en bruto para las empresas españolas

Gobierno y empresarios viajaran en misión comercial a la isla los próximos 6 y 7 de julio

En alusión a la canción de Joaquín Sabina, las canas que le han salido a las barbas de la revolución cubana, se han convertido en oportunidades. Y España “ha llegado a tiempo” de peinarlas, así lo afirmaba el vicepresidente de CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) Joaquim Gay de Montellá esta misma mañana con motivo de la presentación de la Línea Financiación Cuba gestionada por Cofides (Compañía Española de Financiación del Desarrollo). Acto durante el cual se ha anunciado el viaje que una delegación española de empresarios encabezada “muy probablemente” por el ministro de Economía Luis de Guindos y, con total seguridad, por el secretario de Estado de Comercio Jaime García – Legaz,  realizará a la isla los próximos 6 y 7 de julio (segunda desde que se anunció el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba).

Lo cierto es que desde que produjo el apretón de manos entre Barak Obama y Raúl Castro, son múltiples las empresas españolas que están tomando posiciones para bien mejorar sus inversiones –como es el caso de las grandes del sector turístico y hotelero- bien para poner su primera piedra en la isla. Un interés que se ha visto favorecido por la Ley de Inversión Extranjera, aprobada por el Gobierno de Raúl Castro en marzo de 2.014 y que ha hecho extensivos los beneficios de la Zona de Especial Desarrollo Mariel a toda inversión.

La Ley de Inversión Extranjera –con la que el Gobierno cubano pretende incrementar la IED en 2.500 millones de dólares anuales (más de 2.200 millones de euros)-, además de garantizar la repatriación de beneficios así como las inversiones que “no podrán ser expropiadas” abre al 100 por cien las posibilidades de inversión en Cuba inclusive en bienes inmuebles permitiendo al inversor extranjero “ejercer la dirección de la misma, disfrutar de todos los derechos prescritos en la Autorización”.

Además se recogen una serie de incentivos fiscales como la exención del pago de los impuestos sobre ingresos personales, aduanas, utilidades y ventas, éstos últimos por un plazo de ocho y un año respectivamente. En materia laboral, se permite el pacto de salarios con los contratados locales y se libera del pago del impuesto por utilización de la fuerza de trabajo.

Inversiones a largo plazo

La oportunidad de diversificación que supone la apertura de Cuba para las empresas españolas no es óbice para que las inversiones se deban plantear en el contexto del «muy largo plazo. No hay que pensar que en el corto plazo la economía cubana se va a traducir en una fuente de crecimiento económico a escala», ha puntualizado García – Legaz.  Y es que a pesar de los 10 millones de habitantes con los que cuenta la isla ésta tiene un tamaño muy pequeño en cuanto a PIB (apenas de un 4 por ciento si se cumplen las previsiones del Gobierno de Raúl Castro). Por otra parte el secretario de Estado ha destacado que el mayor interés que están demostrando las empresas que por el momento no tienen presencia en la isla que el de aquellas que cuentan con negocios consolidados.

Con respecto a los efectos derivados de la frágil situación de la economía latinoamericana, sobre la que distintos organismos internacionales han revisado sus previsiones hasta situarlas en los límites de la desaceleración, García – Legaz  ha explicado que «no debe preocuparnos». Puesto que «las empresas españolas no dependen de la situación coyuntural de la economía ya que forman parte de la estructura económica de Latinoamérica y cuentan con estos efectos en sus balances de resultados».