La Agencia Internacional de la Energía ha sacado la calculadora y estima que cubrir las necesidades energéticas globales requerirá una inversión de más de 35 millones e euros de aquí a 2035. Esto significa que habría que aumentar la inversión de manera constante en las próximas décadas hasta los 1,5 billones, lejos de los 1,2 billones actuales. La AIE también pone deberes en el gasto anual en eficiencia energética: partiendo del escenario de 2012, debe aumentar desde los 95.600 millones hasta los 404.500 millones en 2035, una cifra nada desdeñable.

Desde el organismo tiene claro la importancia de seguir estas cifras: «la fiabilidad y la sostenibilidad de nuestro sistema energético futuro depende de la inversión», advierte su directora ejecutiva María van der Hoeven. Pero también recalca que tener el dinero no es suficiente: dice que no se materializará a menos que se pongan en marcha marcos de política energética «creíbles» y un acceso estable a fuentes de financiación a largo plazo.

El informe apunta también que la inversión en nuevos suministros de combustible y electricidad se ha más que duplicado en términos reales desde el año 2000.