Los españoles parece que empiezan a sentirse más cercanos a las instituciones europeas. Así se desprende de los resultados globales del último Eurobarómetro, sondeo financiado por la Comisión Europea para evaluar el grado de satisfacción y conocimiento de los ciudadanos del viejo continente y su situación socio-económica.
Respecto a la crisis económica, la muestra (que se realiza de forma bianual en todos los Estados Miembros), evidencia que los españoles empiezan a ver la luz al final del túnel, aunque todavía se percibe desconfianza a largo plazo: el 48 por ciento de los ciudadanos cree que el impacto de la crisis en el empleo ya ha tocado fondo, frente a otro 48 por ciento teme que aún no ha llegado lo peor.
En todo caso, en el año 2013 los españoles veían el panorama más negro, ya que el 55 por ciento afirmaba por entonces que lo peor estaba por venir.
En este entorno económico, los españoles parece que siguen las recetas del Eurogrupo, ya que 9 de cada 10 encuestados afirma que son necesarias reformas para afrontar con garantías el futuro, y que reducir el déficit y la deuda pública son fundamentales para superar definitivamente la crisis (también 9 de cada 10).
Hay otros aspectos llamativos y diferenciadores de la opinión de los españoles frente a sus socios de la UE. Por ejemplo, nos mostramos entusiastas sobre la futura unión bancaria (75 por ciento de los encuestados); multar a los gobiernos de que gasten mucho (74 por ciento), o endurecer las normas sobre evasión de impuestos (95 por ciento).
Según los datos del Eurobarómetro, realizado por la empresa TNS, los españoles somos bastante proclives a la ampliación (55 por ciento) y un 77 por ciento aboga por una política de seguridad y defensa común. En otro orden, también destacamos por nuestro significativo apoyo al futuro acuerdo de libre comercio entre Europa y los Estados Unidos.
Finalmente, el aval hacia una política energética común es notable. No solo hay una corriente favorable a una política energética común (73 por ciento), sino que los españoles exigen unos precios razonables para los consumidores, y una apuesta por el desarrollo de las energías renovables y la protección del medioambiente.
Carlos Cernuda