En doble acepción, ‘berlanga’ es un juego de naipes que exige tres cartas iguales para ganar y por otra parte un accidente que señala el cauce de un río. De ambas bebe la filmografía de Berlanga: sustantiva en la historia del cine hasta el punto de adjetivar una forma de ser y estar, lo ‘berlanguiano’.
Este concepto, trasunto de caótico y disperso, reivindicó José Luis Borau en 2008 durante su discurso de ingreso en la Academia de la Lengua, finalmente admitido en 2020 a través de una de las últimas actualizaciones del diccionario, acaso para festejar a Luis García Berlanga (1921-2010) como antesala del centenario que se celebra este año.