Hoy se cumplen 126 años del nacimiento de Clara Campoamor, la política española defensora de los derechos de la mujer. Nacida y criada en el seno de una familia humilde, Campoamor fue la principal impulsora del sufragio femenino en España, un derecho que se reconoció en la Constitución de 1931 gracias a ella, y que fue ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933.
El sufragio femenino ha sido aprobado y revocado varias veces en distintos países del mundo. Fue en la segunda mitad del siglo XIX, cuando varios países y estados reconocieron un tipo de sufragio femenino restringido. El primero de ellos fue Australia del Sur, en 1861.
En 1869, el Territorio de Wyoming se convirtió en el primer estado de EE.UU. donde se instauró el sufragio igual, que no hacía discriminación por sexo. No obstante, no se reconocía aún el sufragio universal, lo que excluía a personas de otras etnias.
El primer estado en ofrecer el sufragio universal, además de permitir a las mujeres presentarse a elecciones para el parlamento, fue Australia del Sur en 1902 (según otros en 1894) y Tasmania en 1903.
Si nos centramos en Europa, las mujeres pudieron ejercer su derecho a voto por primera vez en Finlandia, que entonces formaba parte del Imperio Ruso, en 1907, llegando a ocupar incluso escaños en el parlamento. Pocos años después la iniciativa se implantó también en Noruega y Suecia.
También la legislación internacional reconoce el sufragio femenino. Queda recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por Naciones Unidas en 1948. Esta señala que “toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos”.