Día Mundial de la salud visual: FLiPO reinventa el concepto de gafas

En la actualidad, el uso de pantallas se ha vuelto algo habitual en nuestra vida diaria, desde las largas jornadas frente al ordenador en entornos de trabajo, hasta la constante interacción con teléfonos móviles durante nuestro tiempo libre. Este fenómeno ha generado una creciente preocupación sobre cómo nos puede afectar la luz azul que nos llega desde las pantallas de nuestros dispositivos electrónicos. En el marco del Día Mundial de la Salud Visual, que se conmemora cada segundo jueves de octubre, es importante reflexionar sobre la naturaleza de la luz azul y valorar hasta qué punto es realmente necesario protegerse de ella.

¿Qué es la luz azul y cómo afecta a nuestros ojos?

La luz azul es una parte del espectro de luz visible, con longitudes de onda que oscilan entre 380 y 500 nanómetros. Esta radiación es emitida tanto por fuentes naturales, como el sol, como por dispositivos electrónicos (ordenadores, teléfonos móviles, tabletas) y luces LED. A medida que aumentan las horas que pasamos frente a pantallas, también lo hace la preocupación sobre los efectos negativos de la luz azul en nuestra vista.

Diversos estudios han investigado cómo la exposición prolongada a la luz azul puede causar efectos adversos. Se ha planteado que la luz azul puede causar fatiga visual, alterar los ciclos de sueño y sequedad ocular. Un informe realizado por el Colegio Oficial de Ópticos y Optometristas de Cataluña, destacó que, aunque no existen evidencias definitivas sobre daños irreversibles, la exposición a la luz azul sí influye en el cansancio ocular y en la calidad del sueño, afectando el bienestar general.

Otro estudio reciente confirma que el riesgo de la emisión de luz azul por las pantallas en exposiciones cortas y a una distancia prudencial es bajo, pero significativo para exposiciones largas y a una distancia corta. Además, demuestra que los síntomas de fatiga ocular atribuidos a las pantallas de luz azul se deben al exceso de convergencia y acomodación al que se someten los ojos.

Ante esta situación, es importante resaltar que, si bien protegerse es necesario ante situaciones concretas, como la exposición a pantallas, es igualmente relevante tener en cuenta que un uso excesivo de este tipo de las lentes que ya incorporan una protección Anti-Blue Light en momentos en los que no son necesarias supone una sobreprotección que puede tener efectos perniciosos y dañinos.

En este sentido, Alex Abril, CEO de FLiPO y quien ha creado las primeras gafas totalmente intercambiables, nos ofrece algunos consejos clave para gestionar de manera efectiva la exposición a este tipo de radiación, sin caer en excesos ni en la sobreprotección.

Protección sólo cuando sea necesario: “No es imprescindible llevar gafas con filtro de luz azul en todo momento. Se recomienda utilizarlas principalmente cuando se pasan largas horas frente a pantallas, como en jornadas laborales o sesiones prolongadas de estudio”.

Alternar entre protección y descanso visual: Para evitar la fatiga ocular, es esencial poder ajustar la protección según la actividad, “Una alternativa es usar soluciones como clips protectores en gafas modulares como las nuestras, que se pueden poner y quitar fácilmente, de manera que la vista descanse cuando no sea necesario bloquear la luz azul”.

Cuidado integral de la vista: Además de la protección contra la luz azul, “es importante adoptar hábitos saludables, como pausas regulares, ajustar el brillo de las pantallas y optimizar la distancia de trabajo frente a los dispositivos”.

Es natural preguntarse si de verdad vale la pena invertir en unas gafas con lentes que incorporan un filtro de protección azul. Ante esta incertidumbre, desde FLiPO han dado un paso adelante con su clip modular de protección de pantallas, una solución que se puede quitar y poner fácilmente según la necesidad. Esto permite una forma práctica de bloquear la luz azul cuando se trabaja frente a dispositivos y dejar la vista libre cuando no sea realmente necesario.

“Es fundamental que la protección visual no sea rígida ni excesiva, sino que se ajuste a las necesidades de cada persona y situación. Pasar de un entorno a otro con facilidad y mantener la salud visual sin sobrecargar nuestros ojos es clave para un bienestar visual duradero«, concluye Alex Abril.