El ministro holandés se presenta a la reelección con el acuerdo con Grecia prácticamente cerrado.
Jeroem Dijsselbloem llegó a la presidencia del Eurogrupo el 21 de enero de 2013, dos meses después de hacerse con la cartera de Finanzas de Holanda. Dos años después de su debut en Bruselas, Dijsselbloem se presenta a la reelección con el acuerdo con Atenas prácticamente cerrado y con el respaldo de los socios europeos.
Por los pasillos y despachos de Bruselas conocen al ministro holandés como una persona pragmática a la hora de trabajar y estricto en su mandato. Sin embargo, el mandato de Dijsselbloem está lleno de luces y sombras.
Jeroen René Victor Anton Dijsselbloem, que así es su nombre completo, nació en Eindhoven el 29 de marzo de 1966. Nada más aterrizar, el recién nombrado ministro holandés se tuvo que enfrentar a la crisis chipriota y a sus compañeros del Eurogrupo.
A pesar de ser elegido casi por unanimidad, solo hubo un voto en contra el de España, Dijsselbloem era cuestionado por su escasa experiencia internacional y ministerial. Los titulares de Economía europeos dudaban de la posibilidad de hacer frente a los retos que tenía por delante el nuevo presidente del Eurogrupo.
Unos temores que se cumplieron en marzo de 2013. Recién estrenado en el cargo, Dijssembloem y el Eurogrupo acordaron el rescate a Chipre cuando se gravaron los depósitos de menos de 100.000 euros, pese a estar protegidos por la legislación comunitaria.
Aquella negociación dejó al nuevo presidente de los ministros de Finanzas de la zona euro muy cuestionado tras el primer gran problema surgido en su mandato. Tras Chipre llegó Grecia y Yannis Varoufakis.
La crisis helena ha devuelto la confianza de sus compañeros europeos que consideran sus negociaciones un “muy buen trabajo” en un asunto delicado y difícil de gestionar que parece llegar a buen puerto con los acuerdos de este lunes por la mañana.