Debemos situarnos en el año 2003 para poder comenzar el relato. Vicente Vilar, de ocupación: empresario y propietario de la marca «Naranjax», presentó dos pleitos en los juzgados de Nules acusando a Carlos Fabra de querer chantajearle. Decía que Fabra le pedía dinero a cambio de favorecerle a su negocio en la comercialización de productos fitosanitarios. Hasta el momento de las querellas, tanto Vilar como Fabra estaban unidos por una amistad que se vería rota tras la apertura de este proceso.
Y si esto fuera poco, la cosa se complicó más para Fabra que fue acusado de presunto fraude fiscal por la Agencia Tributaria (la que somos todos). Esto fue en el año 2005, momento en el cual el juzgado admite la demanda a trámite y unió esta causa con el otro proceso.
La Audiencia de Castellón estimó que la circunstancia atenuante de retrasos indebidos y decidió la absolución del político popular, el empresario de Naranjax, a su exmujer, Montserrat Vives y a Miguel Prim, exsenador popular de los delitos de tráfico de influencias y cohecho.
Una resolución que señalaba que entre los días 1 de enero del 99 y el 31 de diciembre de 2004, tanto Fabra como su esposa, María de los Desamparados Fernández habían hecho un gran número de operaciones bancarias con ingresos en efectivo y cheques, aportando capital a sus cuentas. Un movimiento constante de dinero que despertó el interés de Hacienda ya que los ingresos no se correspondían con la renta que el matrimonio declaraba. Fraude fiscal perseguido por la SEPLAC que ascendía a caso 700.000 euros correspondientes a los ejercicios de 1999, 2000, 2002 y 2003, hasta que se descubrió el engaño. Pero esta es solo la cantidad defraudada por Fabra, su mujer también tenía su parte, ascendía a más de 400.000 euros en 1999, 2000 y 2003.
Hoy mismo el Tribunal Supremo ha ratificado la entrada en prisión del que fuera presidente de la Diputación de Castellón por cuatro años que ya le impuso en su momento la Audiencia de Castellón. Su mujer, sale mejor parada, su pena ha sido reducida de 2 años de cárcel a solamente uno.