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Draghi ahoga a Grecia y convierte a ‘la troika’ en presente

Súper Mario Draghi ha vuelto. El presidente del BCE (Banco Central Europeo) ha dado jaque a las expectativas del Primer Ministro griego Alexis Tsipras con respecto a la renegociación de la deuda.

A partir del día 11 de febrero el BCE no admitirá ni más deuda griega ni más deuda avalada por el Gobierno del país heleno como garantía en sus operaciones ordinarias. La medida impedirá a Grecia utilizar los mecanismos de exención que venían sosteniendo hasta el momento el sistema financiero del país «el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido hoy eliminar la exención que afectaba a los instrumentos de deuda cotizados emitidos o garantizados por la República Helena», explicaba la entidad mediante un comunicado. A pesar de que el bono griego estaba considerado como bono basura esta ‘bula’  -respaldada desde 2010 por el BCE y la troika por la confianza en el programa de ajustes al que se habían comprometido los anteriores gobiernos helenos-, «permitía que estos instrumentos fueran usados en las operaciones de política monetaria del eurosistema».

Este es el primer revés de Europa hacia Grecia, que se produce tras la calificada por el ministro de Finanzas griego Gianis Varoufakis «fructífera» reunión de ayer en Fráncfort. Esta decisión merma la capacidad de liquidez de la banca griega que pasa a depender de las líneas de emergencia (ELA por sus siglas en inglés) del Banco Central Griego y afecta de forma direca a los 3.500 millones de deuda soberana y a los 25.000 millones de deuda emitida por los bancos y avalaa por el Gobierno heleno.

Con esta decisión «la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) vuelve a ser presente» para Tsipras y obliga a Grecia a llegar a un acuerdo con los hombres de negro en el plazo máximo de una semana.

Un nuevo corralito

Con esta decisión las consecuencias para la economía griega podría entrar en un estado muy próximo al cataclismo financiero. Si el Banco Central de Grecia no dispusiese de liquidez suficiente y el BCE no autorizase una nueva inyección monetaria, las entidades se enfrentarían a la imposibilidad de atender la demanda financiera y por tanto a un estado de quiebra. Circunstancia tal que podría llevar a los griegos a padecer los efectos de un ‘corralito a la europea’.

A nivel macroeconómico, el resultado podría ser aún más grave, ya que el estado de quiebra de la banca griega acabaría con el temido Grexit o salida de Grecia del euro.

BEATRIZ TRIPER

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