Aunque Mario Draghi ha cumplido con lo esperado y ha dejado los tipos de interés y la tasa sobre la facilidad de depósito sin cambios, la sorpresa ha sido la rebaja de previsiones para el próximo año. Un duro revés que, sumado a la decepción por la falta de concreción de nuevas medidas, ha teñido de rojo a los mercados. Y es que para el año que viene, el organismo ha recortado su previsión de crecimiento del PIB en 6 décimas. Es decir, el PIB crecerá este año un 0,8% (frente a un 0,9%), en 2015 un 1%( frente al 1,6% anterior) y el 1,5% en 2016, sin cambios respecto a la estimación anterior.
También ha decepcionado a los mercados la falta de concreción de un posible nuevo programa de estímulos. Mario Draghi ha asegurado que los miembros del Consejo de Gobierno del BCE han discutido acerca de varias posibilidades de QE, flexibilización cuantitativa y ha subrayado que no es necesario ser unánimes para aplicarlo. No obstante ha puntualizado que la entidad no tiene decidido adoptar medidas adicionales en su próxima reunión. Además Draghi ha señalado que todavía hay que esperar para evaluar la eficacia de las medidas ya adoptadas. Así que por ahora, el BCE lanza balones fuera, y deja estas decisiones, como poco, para la próxima reunión, en enero de 2015.
Además, Draghi ha puesto el foco de atención, de nuevo, en la inflación. En este sentido, ha mostrado su preocupación por el descenso que ha experimentado el precio del crudo y ha pedido que se vigile de cerca, para no alejar todavía más a la economía europea de su objetivo.
El presidente de la institución también ha lanzado un mensaje para los países que incumplen los objetivos de déficit y los que tienen riesgo de hacerlo, como Francia, Italia y también España, como ya había alertado la semana pasada la Comisión Europea. Draghi advierte de que los países con desequilibrios no deben deshacer los progresos ya logrados.