El 12% de los españoles dice haber sido engañado al comprar un producto falsificado, según el estudio ‘Los ciudadanos europeos y la propiedad intelectual’ realizado por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo), que pone de manifiesto que a los consumidores les sigue resultando difícil distinguir entre productos auténticos y falsificados.
En concreto, casi uno de cada diez europeos (9%) afirmó haber sido engañado al comprar falsificaciones, con diferencias significativas entre los Estados miembros de la Unión Europea.
Así, los países con un mayor porcentaje de consumidores engañados son: Bulgaria (19%), Rumanía (16%) y Hungría (15%). Por el contrario, Suecia (2%) y Dinamarca (3%) registran las cifras más bajas de la UE. España está por encima de la media de la Unión Europea, con un porcentaje de un 12% que afirma haber sido engañado para comprar productos falsificados.
En un contexto mundial en el que el comercio electrónico está en auge (más del 70% de los europeos compraron ‘online’ en 2020, según Eurostat), la incertidumbre en relación con los productos falsificados sigue siendo motivo de preocupación para los ciudadanos de la Unión Europea. Según el estudio, un tercio de los europeos (33%) se ha preguntado si un producto que habían comprado era original.
Las falsificaciones representan el 6,8% de las importaciones de la Unión Europea, por valor de 121 000 millones de euros, según un estudio conjunto realizado por la Euipo y la OCDE, y afectan a todos los sectores, desde los cosméticos y los juguetes, el vino y las bebidas, la electrónica, hasta las prendas de vestir e incluso los plaguicidas.
Además, pueden suponer graves riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores, en particular debido a la exposición a sustancias químicas peligrosas, así como a otros peligros.
Según la Euipo, la preocupación por los productos falsificados ha aumentado durante la pandemia de la Covid-19. La proliferación de medicamentos falsificados, como antibióticos y analgésicos, y más recientemente, otros productos médicos, como los equipos de protección personal y las mascarillas, ha puesto el foco en este fenómeno, ya que «los infractores se aprovechan de la incertidumbre de las personas sobre los tratamientos y las vacunas emergentes».
Las falsificaciones no solo afectan a los consumidores, sino que también suponen un perjuicio importante para la economía de la UE y, en particular, para las pequeñas y medianas empresas. Según el Barómetro sobre las pymes y la propiedad intelectual publicado por la Euipo, una de cada cuatro pymes en Europa afirma haber sufrido vulneraciones de la propiedad intelectual, un 25,6% solo en España.
Las empresas titulares de derechos de propiedad intelectual, como marcas o patentes, denunciaron una pérdida del volumen de ventas (33%), daños a su reputación (27%) y una pérdida de la ventaja competitiva (15%) debido a la vulneración de sus derechos.