El 70% de los adolescentes ve porno y la mitad asume sus prácticas como referencia

El 68,2% de los adolescentes españoles ha visto pornografía en el último mes, según un informe presentado este martes por Save the Children. Casi la mitad de ellos -el 48%- la valida como referencia sobre sexualidad, mientras que buena parte de ellos no encuentra diferencia entre sus propias prácticas sexuales y las que ven en la pantalla, informa Servimedia.

Son sobre todo los chicos (81% frente al 40,4% de las chicas) y acceden a la pornografía casi a diario, según el estudio ‘(Des)información sexual: pornografía y adolescencia’, elaborado por la ONG. Esto preocupa a los educadores por la posición de “sumisión” en la que se presenta a las mujeres, siempre bajo los mandatos de la “belleza” y la “cosificación”.

Casi la mitad (48%) de adolescentes que ha consumido últimamente pornografía la valida como fuente de aprendizaje sobre sexualidad, los chicos un 12% más que las chicas. Por tanto, ante la pregunta de si es frecuente, Save the Children destaca que sí, que la pornografía “es algo presente en sus vidas” y, lo peor, que la toman como referencia en sus prácticas.

“Los chicos confirman que buscan este tipo de material casi a diario”, mientras que “las respuestas de las chicas expresan variaciones entre el consumo semanal o mensual”, recoge el informe. Se da la circunstancia de que el 36,8% de aquellos que ven pornografía más a menudo no diferencian la pornografía de sus propias relaciones.

Es esto es lo que alarma a los expertos. “El peligro de la pornografía es que conformen su deseo en torno a lo que ven, a pesar de que sea violento o desigual. El peligro es que crezcan pensando que su consentimiento, sus deseos y preferencias, o los del resto, no tienen por qué ser tenidos en consideración”, alerta el estudio.

Esto pasa sobre todo entre los varones, más si se tiene en cuenta que en las escenas del porno, tal y como atestigua Save the Children, “los cuerpos de las mujeres son fragmentados y los planos convierten al hombre en el sujeto activo con el que se identifica el espectador”. De esta forme, es fácil que los chavales construyan sus fantasías desde este plano.

De hecho, el 54,1% de los adolescentes cree que la pornografía da ideas para sus propias experiencias sexuales, mientras que al 54,9% le gustaría poner en práctica lo que han visto. Esta tendencia aumenta aún más entre quienes consumen pornografía más a menudo.

Pese a que suelen tomar la pornografía como base para sus relaciones, en su mayoría son conscientes de que es a veces violenta. En concreto, el 72% sostiene que los contenidos son en ocasiones violentos. “El peligro es que piensen que eso está bien y es lo normal”, advierte el estudio.

Entre las soluciones a estos datos, Save the Children descarta que prohibirles el acceso a la pornografía vaya a solucionar nada porque “no les protegerá eternamente”. “En cambio, una actitud crítica ante la información que reciben, lo que ven y lo que comparten es una herramienta que acompañará toda la vida”, defiende el informe.

INTERNET COMO CONSULTORIO

Una de las propuestas es impulsar la educación afectivo-sexual porque, de lo contrario, “Internet se convierte en docente y consultorio sobre sexualidad y, con él, la pornografía”.

Esto, además, lleva a conductas de riesgo. El 20,2% de adolescentes que han visto pornografía ha compartido fotos o vídeos íntimos al menos una vez (algo más ellas que ellos). Además, esta práctica parece más frecuente entre la población homosexual que entre la bisexual o heterosexual. Asimismo, el 46,1 % de adolescentes no utiliza siempre métodos de protección, mientras que el 13,7% no lo hace nunca o casi nunca.

Y es que “la tecnología no ha generado la pornografía, pero sí la ha hecho más accesible». «El auge de la nueva pornografía accesible, ilimitada tanto en contenido como en tipo de prácticas, anónima e interactiva, se ha convertido en una pieza más de la sexualidad adolescente, que afecta a su forma de relacionarse y puede derivar en conductas de riesgo”.

Como contrapartida, “la información es poder y la educación es una forma de empoderamiento para niñas, niños y adolescentes”, por lo que, como asegura Save the Children, “necesitamos una educación afectivo-sexual en igualdad de género y diversidad, reglada, desde edades tempranas y adaptada a cada etapa educativa”.