El sector privado registro una capacidad de financiación del 7,4% del PIB frente al déficit del 5,4% de las Administraciones Públicas
El ahorró del 21,6 por ciento del PIB durante el primer semestre del año y la tasa de inversión que alcanzó el 20,2 por ciento del PIB, han propiciado que la economía española haya ampliado su capacidad de financiación durante el segundo trimestre del año hasta el 2,0 por ciento del PIB, lo que supone 0,3 puntos porcentuales más que lo registrado en el primer trimestre del año (1,7 por ciento). En términos absolutos, hasta el mes de julio el superávit anual por cuenta corriente ascendió 16.185 millones de euros, casi 6.000 millones más de lo registrado a cierre del pasado año (10.237 millones de euros).
Así se recoge en el Observatorio Económico publicado hoy por el BBVA Research, que prevé que «la economía española debería continuar exhibiendo capacidad de financiación respecto al resto del mundo durante el bienio 2015 – 2016», siempre y cuando se de continuidad a las reformas estructurales, el proceso de consolidación fiscal y las exportaciones sigan mejorando. Todo ello se verá además favorecido por una coyuntura marcada por los bajos tipos de interés y el ahorro generado por la caída de los precios del petróleo.
La situación podría ser aún mejor de no ser por el desfase entre el sector privado y las administraciones públicas. Mientras que los primeros registraron una la capacidad de financiación positiva del 7,4 por ciento el sector público necesitó unos empréstitos del 5,4 por ciento en el acumulado anual.
Intensificar los ingresos
Si bien los analistas de BBVA no son categóricos respecto al cumplimiento de los objetivos de déficit del 4,2 por ciento para este año, lo cierto es que alertan de que se necesita intensificar los ingresos que «hasta el momento parecen escasos» para hacer frente al volumen de gastos. Ahora bien, en los datos de ejecución presupuestaria hasta julio que fijan el déficit de las administraciones públicas en el 3,1 por ciento del PIB no están computados los resultados de las corporaciones locales, lo que podría rebajar en varios puntos esta cifra.
Cabe destacar, además, que tanto las AAPP como el Estado, que registró un déficit del 2,5 por ciento del PIB, mejoran sus resultados en 0,6 y 0,8 puntos porcentuales con respecto al mismo periodo de 2014.
La energía ‘echa un cable’ a la inflación
Respecto a los precios al consumo BBVA aclara que el retroceso del -0,9 por ciento anual acumulado hasta septiembre se debió a los bajos precios de los energéticos, sin embargo, descontando este efecto la inflación subyacente hubiera marcado un positivo del 0,7 por ciento.
Aún así el informe destaca la recuperación de la competitividad – precio de la economía española que permitirá que el repunte de la inflación del 0,4 por ciento previsto para España sea justo la mitad del europeo (0,8 por ciento).
Desaceleración
En líneas generales el informe alerta de una desaceleración de la recuperación económica en el tercer trimestre de 3 décimas, pasando del 1 por ciento al 0,7 por ciento. Ésto en tasas anuales se traduce en que España podría crecer a un ritmo de entre el 2,5 y 3 por ciento a final de año, o lo que es lo mismo, entre 1 y 1,5 puntos menos de lo previsto en el informe de julio (4 por ciento).
Los factores que han afectado de forma directa a esta ralentización del crecimiento serían la caída de la actividad económica, el menor ritmo de creación de empleo y la consiguiente desaceleración de la demanda.
No obstante no todo son alertas rojas, ya que la política expansiva del BCE, los bajos precios del petróleo y la continuidad de la política económica puesta en marcha durante esta legislatura serán los pilares que mantendrán a España como motor económico de Europa.