El Banco de España ha confirmado que en los últimos meses de 2017 se produjo un “cierto debilitamiento” de las exportaciones turísticas españolas, y apunta que “posiblemente” está vinculado con la situación en Cataluña y la “incipiente” recuperación de destinos competidores del arco mediterráneo.
En un análisis sobre la balanza de pagos y la posición de inversión internacional de España en 2017, el organismo destaca que fue en el tramo final del pasado ejercicio cuando se produjo un “cierto debilitamiento” de las exportaciones turísticas españolas dada la situación en Cataluña y la recuperación de mercados competidores del Mediterráneo tras varios años en los que los riesgos geopolíticos en esta área provocaron la redistribución de flujos turísticos hacia España.
A pesar de ello, el organismo apunta que durante 2017 “se habría prolongado el avance observado en 2016 de la cuota de participación de las exportaciones españolas de servicios turísticos en los mercados internacionales”.
Respecto a las importaciones, indica que se han detectado indicios de que se podría estar iniciando un cierto proceso de sustitución de algunos factores productivos importados por insumos nacionales, mientras que para las exportaciones apunta que las que se dirigen a Reino Unido disminuyeron en 2017 “moderadamente, lastradas por las caídas de las ventas de bienes de consumo, sobre todo de automóviles”.
Por otra parte, el Banco de España indica que en el pasado ejercicio el número de empresas exportadoras aumentó un 8,6%, según los datos del ICEX, después de la “atonía” mostrada en el período 2015-2016. Por su parte, el ritmo de avance del número de exportadores estables (definidos como aquellos que exportan de manera consecutiva en los últimos cuatro años) se moderó en 2017, al aumentar un 1,6%, si bien fue “prácticamente generalizado” por áreas geográficas. Con este dato, el incremento en el número de exportadores estables acumulado desde 2008 ascendió al 27,5%.
En cuanto a la evolución de la competitividad-precio, señala que a pesar de la contención de los costes laborales unitarios relativos, en 2017 hubo una pérdida de competitividad frente a los competidores, por la apreciación del euro y el diferencial positivo de precios.
Por último, el Banco de España apunta que la posición deudora neta de la economía española frente al resto del mundo sigue siendo elevada y supone un “elemento de vulnerabilidad frente a potenciales perturbaciones adversas”, especialmente de aquellas que se traduzcan en un endurecimiento de las condiciones de financiación en los mercados internacionales.