El Banco de España cree que las restricciones aplicadas a la actividad para evitar contagios por el coronavirus Covid-19 y la desaceleración sufrida con los nuevos brotes provocará una contracción este año de entre el 10,5 y 12,6% en el PIB, frente al 11,6% que pronosticaba en junio y retrasa más allá del ejercicio 2022 la recuperación íntegra de la actividad perdida por la crisis.
Según informa Servimedia, el organismo ha revisado sus cálculos tras constatar el Instituto Nacional de Estadística (INE) un desplome del 18,5% en el PIB del segundo trimestre frente a la horquilla del -16 y -21,8% pronosticada en junio y, sobre todo, ante la recuperación “más lenta” observada en los últimos meses a raíz del impacto en la economía de los rebrotes.
En los nuevos pronósticos la contracción esperada para este año comprendería en su horquilla el 11,6% augurado tres meses atrás, pero cambian de forma significativa en cuanto al 2021 ya que ahora prevé que el PIB limite su rebote a entre el 7,3 y 4,1%, muy por debajo del 9,1% de expansión previsto en su escenario anterior. Para el 2022 espera un avance de entre el 1,9 al 3,3%, frente al 2,1% estimado también en junio.
Como hiciera entonces, el organismo ha realizado proyecciones en base a varios escenarios ante la elevada incertidumbre en la evolución de la pandemia y cuándo pueda llegarse a una solución médica con una vacuna; y la afectación de otros riesgos exógenos al virus. Pero en su estudio destierra ya el escenario más benigno estimado en junio y que contaba con una aceleración en la reactivación a medida que se levantasen las medidas del confinamiento y bajo la tesis de una ausencia de rebrotes.
Ahora baraja dos escenarios en función de la intensidad en las medidas de contención que requiera la evolución de un virus para el que, teóricamente, bajara que no haya solución hasta mediados del 2021. Tomando esa hipótesis sanitaria de eje, el impacto sobre el PIB variaría en función de su impacto por las medidas de confinamiento al sector servicios -principalmente turístico y ocio- y su efecto arrastre sobre actividades y negocios adyacentes.
Según el director general de Economía y Estadísticas del Banco de España, Oscar Arce, en ambos escenarios la recuperación “va a ser frágil, rodeada de riesgos y será incompleta”, ya que en “ninguno” de ellos se prevé que a finales del 2022 “hayamos recuperado el nivel del PIB que teníamos antes de la pandemia” y los riesgos que rodean están además “orientados a la baja”, es decir, que empeorarían los pronósticos de declararse.
Los negativos son relativos a la evolución del Covid-19 y “a la disponibilidad de un tratamiento eficaz” para mediados del año próximo, pero también que la salida de Reino Unido de la Unión Europea “no culmine en un acuerdo comercial” y los efectos del reciente auge en las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos.
En ambos escenarios apuntó que “no podemos descartar que la fortísima contracción pueda tener efectos persistentes a futuro” y que “algunas empresas que hayan podido tener problemas de liquidez” ahora resueltos “acaben enfrentando problemas de solvencia que amenacen su viabilidad”. Si ese fenómeno de destrucción de tejido empresarial “es intenso” admitió que tendría impacto directo en la economía, que tardaría aún más en recuperarse.
Con los nuevos cálculos el organismo estima que el desempleo escalaría este año a un umbral de entre el 17,1% y el 18,6% frente al 19,6% estimado tres meses atrás con la extensión de la vigencia en los Expedientes de Regulación Temporal de empleo (ERTE) a finales de septiembre. Pero sus estudios mantienen esta fecha para los nuevos pronósticos, retrasando así el pico de máximo desempleo al próximo año.
Así espera que el paro se dispare hasta el 19,4%-22,1% el próximo año -frente a su previsión anterior del 18,8%- para bajar a una horquilla del 18,2-17,4% durante el ejercicio 2022, por encima también del 17,4% estimado en junio.
Arce explicó que el pico se retrasa por varios factores como el hecho de que los trabajadores actualmente en ERTE (unos 800.000) no se contabilizan como desempleados, pudiendo subir el paro cuando se agote el uso de estos mecanismos. También influirá que haya una bolsa de población desempleada que no computa aún dentro del colectivo de personas en búsqueda efectiva de empleo por el confinamiento y debería subir su censo con el inicio de la normalización.
En cuanto a las finanzas públicas, el Banco de España eleva el déficit este año a una horquilla de entre el 10,8% del PIB y el 12,1%, también por encima del 11,2% de junio. Para el próximo año lo sube al 7%-9,9% (en junio pronosticó un 6,8%) y al 5,8-8,2% dentro de dos años, en comparación con el 6,1% previo.
En términos de deuda pública augura que su peso subirá hasta un pico de entre el 118% del PIB y el 128,7%, en comparación con el 118,7% augurado tres meses atrás. Son cálculos, en cualquier caso, susceptibles de ajustes ya que su estimación la efectúa sobre una prórroga de los actuales Presupuestos Generales del Estado, aunque actualizados con los 3.000 millones en los que se ha cifrado el coste del ingreso mínimo vital y los 16.000 millones del fondo constituido por el Gobierno para ayudar a las comunidades autónomas a encarar la pandemia.
El director general de Economía y Estadísticas del Banco de España reconoció que estos números sufrirían fuertes mejoras cuando se incorporen los ingresos previstos procedentes del fondo de la Unión Europea, susceptible de potenciar además el crecimiento económico.