El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, reclamó hoy al Gobierno que la subida del salario mínimo anunciada se diseñe en «nivel y en sus incrementos» teniendo en cuenta «la productividad» y el «grado de empleabilidad» de los trabajadores, «si se quiere evitar efectos no deseados» y un agravamiento de la desigualdad.
Cos, que comparecía por vez primera en el Congreso desde su nombramiento en mayo pasado, detalló que la experiencia adquirida con las subidas practicadas en 2017 y 2018, del 8 y 4%, constata que tiene un efecto, aunque «limitado», sobre el empleo agregado.
Sin embargo, subrayó que la probabilidad de que ocasione perdidas de empleos es «significativo» en los nichos más desfavorecidos como son los más jóvenes, que soportan las mayores tasas de desempleo, y en el colectivo de parados de mayor edad y con peor formación, por lo que reclamó tener en consideración su capacidad para acceder a puestos de trabajo a la hora de decidir la revalorización.
Cos efectuó esta demanda al relatar los retos pendientes de la economía y sus vulnerabilidades, y tras reconocer que aún presenta un grado de expansión vigorosos como lo prueba que el PIB haya registrado una expansión interanual del 2,5% en el tercer trimestre.
El gobernador del Banco de España reclamó al Ejecutivo de Pedro Sánchez aprovechar el momento económico para abordar políticas y medidas que necesita el país. Entre ellas, urgió a retormar la consolidación fiscal para reconducir el ratio entre la deuda y PIB, y el déficit, además de impulsar un nuevo patrón de crecimiento que fomente sectores de alto valor añadido y generadores de empleo.
ATACAR EL DEFICIT FISCAL
Se trata, apuntó, de ampliar el margen de maniobra necesario para poder afrontar futuras dificultades si se declaran. En este sentido detalló que el voluminoso peso de la deuda «puede tener efectos negativos» porque además de encarecer la financiación de la economía, reduce los márgenes de actuación vía política presupuestaría y que es la herramienta más poderosa toda vez que se cedió al BCE la política monetaria con la creación del euro.
Entre los desequilibrios a corregir puso especial acento en las «disfunciones del mercado de trabajo» y el «envejecimiento» de la población, reto este último que calificó de «primer orden» porque no solo compromete gastos en pensiones, sanidad o cuidados de larga duración sino porque además afectaría a la economía a largo plazo si no se soluciona adecuadamente.
Cos reconoció que las reformas acometidas en 2012 y 2013 para alargar al edad, establecer un factor de sostenibilidad o ligar ingresos y gastos favorecerán una «correción gradual del actual déficit del sistema» de pensiones, pero alertó sobre la idea de indexar su revalorización a la evolución de la inflación.
EL PROBLEMA DE LIGAR PENSIONES AL IPC
«La vuelta a la indexación de las pensiones con la inflación generaría, de acuerdo a los cálculos del Banco de España, un incremento del gasto público superior en tres puntos porcentuales de PIB en el año 2050 en relación con el escenario de aplicación estricta del índice de revalorización», avisó.
Si se acomete, avisó, será preciso garantizar la sostenibilidad con «medidas adicionales por el lado de los ingresos y por el lado de los gastos», y reclamó que cualquier estrategia que se adopte aumente la transparencia y la contributividad. Cos consideró además «deseable» que mantenga el mecanismo de ajuste automático que garantice las pensiones futuras de la población.
Durante su intervención reparó en que la economía ha dejado atrás el crecimiento potencial de cerca del 3% previo a la crisis y se sitúa ahora en cotas cercanas al 1,5%, por lo que demandó aprovechar la situación para acometer las reformas.
Entre otras apeló también a atacar el elevado desempleo con medidas efectivas de empleabilidad en formación, y que en el ámbito de la empresa y en los convenios se produzca una «mayor alineación» entre las condiciones salariales y el nivel de productividad de la compañía, así como acomodar los flujos migratorios a las oportunidades de empleo.
A su juicio, la productividad de la economía y las empresas es asignatura pendiente también y requiere una reforma en capital humano, en el ámbito formativo y educativo, y en capital tecnológico.
PIDE MÁS CAPITAL A LA BANCA
Como supervisor bancario puso igualmente deberes al sector financiero. Cos valoró que el sector ha encarado con éxito la reducción de los activos improductivos -su cartera era en junio un 60% inferior al techo máximo, y los adjudicados se redujeron un 40%-, pero demandó que continúen profundizando en la gestión de esta exposición.
Las mayores asignturas pendientes del sector son, a su juicio, recuperar la rentabilidad, «sin incurrir en una excesiva relajación de los criterios de admisión de las operaciones crediticias», y mejorar su nivel de capital.
El mayor reto a futuro de la banca, sin embargo, considera que será la desintermediación e irrupción de nuevos competidores, aunque subrayó que a la banca se le abre una buena oportunidad de desarrollar aún más la banca digital.