En concreto, la nueva entidad espera lograr sinergias de costes o ahorros por valor de 770 millones de euros anuales “de forma plena a partir de 2023” y mejorar sus ingresos en otros 290 millones al año, “en un horizonte de cinco años”, tocando para este último resultado teclas como “la renegociación de los acuerdos de Bankia en el ámbito de seguros” y con una oferta de productos y servicios “más amplio” y “de alta calidad”.

Así figura en la información remitida por las entidades este viernes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), después de que anoche sus Consejos de Administración aprobasen el proyecto de fusión con un canje accionarial de 0,6845 acciones de Caixabank por cada título de Bankia.

Dicha valoración significa que se ha incluido una prima del 20% en favor de los accionistas de Bankia sobre la ecuación de canje a cierre del 3 de septiembre, antes de la comunicación al mercado de la existencia de negociaciones sobre la operación. Además, supone una prima del 28% sobre la media de ecuaciones de canje de los últimos tres meses.

Para realizar la transacción, Caixabank emitirá hasta 2.079.209.002 nuevas acciones, pudiendo ajustarlas en función de las acciones en autocartera. Conforme a la valoración acordada, los accionistas de Caixabank tendrán un 74,2% del nuevo banco en propiedad y los de Bankia, el 25,8%.

Dentro de ellos, el Estado pasará a controlar un 16,1% del nuevo grupo a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), frente al 61,81% que posee hoy en Bankia; y la participación de la Fundación “La Caixa” será del 30%, frente al 40% actual en Caixabank.

La estructura accionarial de la entidad combinada se completa con un 54% de ‘free float’ o acciones que cotizarán libremente en el mercado; otro 37% corresponde a inversores institucionales y el 17%, al mercado minorista.

Los bancos han detallado que Morgan Stanley y Rothschild, asesores financieros de CaixaBank y Bankia, respectivamente, emitieron ayer sendas opiniones de razonabilidad o ‘fairness opinion’ en las que concluyeron que el tipo de canje propuesto es razonable desde un punto de vista financiero y en las condiciones actuales de mercado.

La entidad combinada superará los 664.000 millones en activos totales, un volumen que le convertirá en el banco de mayor tamaño del mercado doméstico, con una posición relevante a nivel europeo, y una capitalización bursátil superior a los 16.000 millones de euros.

El nuevo grupo refuerza además su liderazgo en banca retail en España, con más de 20 millones de clientes y la primera posición en la cuota de mercado de todos los productos clave: depósitos (24%), créditos (25%) y ahorro largo plazo (29%), que incluye los seguros de ahorro, los fondos de inversión y los planes de pensiones.

CUOTAS DEL 20-30% EN PRODUCTOS CLAVES

Según ambos bancos, su combinación conforma además una presencia geográfica “equilibrada y diversificada”, con la red de oficinas más extensa y especializada del sector, y “la voluntad de mantener la cercanía al territorio y la inclusión financiera que CaixaBank y Bankia siempre han demostrado”. La entidad combinada tendrá presencia en alrededor de 2.200 municipios, y en 290 será la única entidad con representación.

Tras efectuar saneamientos adicionales consecuencia de la operación, la entidad fusionada presentará la ratio de morosidad más baja en España, del 4,1%, y una cobertura del 64%, de las más altas entre los principales bancos en España.

Gracias a sus posiciones de capital, podrán absorber los costes de reestructuración y los ajustes de valoración, resultando en una ratio CET1 de la entidad combinada del 11,6%, manteniendo un margen muy amplio –310 puntos básicos– sobre el nivel exigido regulatoriamente. En liquidez indicaron que contará además con 128.000 millones, algo que “facilitará el apoyo a la recuperación económica a través del crecimiento del crédito”.

El presidente de Bankia y futuro presidente ejecutivo del nuevo grupo, José Ignacio Goirigolzarri, indicó que la operación conforma la primera franquicia bancaria española “en un momento en el que es más necesario que nunca crear entidades con tamaño crítico, contribuyendo así a apoyar las necesidades de familias y empresas, y a reforzar la solidez del sistema financiero”.

Por su parte, Gonzalo Gortázar subrayó que la fusión “permitirá afrontar los desafíos de los próximos 10 años con mayor escala, fortaleza financiera y rentabilidad”. Eso, “redundará en mayor valor para nuestros accionistas, en más oportunidades para nuestros empleados, en un mejor servicio a nuestros clientes y en una mayor capacidad para apoyar la recuperación económica en España”, aseguró.

Tras completar la ‘due diligence’ y aprobar el proyecto de fusión, los Consejos de Administración de ambos bancos deben aprobar los informes de fusión y también sus accionistas en unas Juntas generales que prevé convocar para el mes de noviembre.

La intención es cerrar la operación durante el primer trimestre de 2021, una vez recibidas todas las autorizaciones regulatorias pertinentes (Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la no oposición por parte de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, la CNMV y el Banco de España a la adquisición por CaixaBank de participaciones significativas en sociedades sujetas a su supervisión).