El cambio climático ha aumentado los conflictos pesqueros entre los países

El calentamiento global está obligando a especies de peces a cambiar sus hábitats más rápido que el sistema mundial de distribución de cuotas de pesca, lo que agrava los conflictos pesqueros internacionales.

Así se recoge en un estudio elaborado por seis investigadores de universidades de Australia, Canadá, Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido y Suecia, y publicado en la revista ‘Science’.

El estudio muestra por primera vez que es probable que aparezcan nuevas pesquerías en más de 70 países en todo el mundo debido al cambio climático. La historia ha demostrado que las pesquerías recientemente compartidas a menudo provocan conflictos entre las naciones.

Esas situaciones llevan a la sobrepesca, que reduce la cantidad de alimentos, beneficios y empleos en el sector pesquero, y también pueden romper las relaciones internacionales en otras áreas más allá de la pesca.

No obstante, un futuro con menores emisiones de gases de efecto invernadero, como los objetivos en el Acuerdo de París 2015, reduciría el potencial de conflicto, según el estudio.

«Los peces que huyen de aguas cálidas cruzarán las fronteras nacionales y agregarán nuevos ‘accionistas’ a las pesquerías existentes», apunta William Cheung, profesor asociado en el Instituto de Océanos y Pesquerías de la Universidad de British Columbia (Canadá), quien añade: «Sin un mecanismo acordado previamente para acomodar a estos inesperados ‘accionistas’ de pescado, podríamos presenciar más disputas internacionales sobre la asignación de recursos pesqueros».

NUEVOS PECES EN MÁS DE 70 PAÍSES

El estudio analizó 892 poblaciones de peces de todo el mundo con modelos que muestran que el cambio climático está impulsando a determinadas especies marinas hacia los polos. Los investigadores descubrieron que al menos 70 países verán nuevas poblaciones de peces en sus aguas en 2100 si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan en su trayectoria actual.

«Los peces no tienen pasaportes y no conocen las fronteras políticas, seguirán su hábitat óptimo en el futuro. Desafortunadamente, el cambio potencial de distribución de especies de gran valor entre dos países vecinos representará un desafío para la ordenación pesquera que requerirá nuevos tratados para tratar con las poblaciones de peces transfronterizas», subraya Gabriel Reygondeau, de la Universidad de British Columbia.

Malin Pinsky, de la Facultad de Medio Ambiente de la Universidad Rutgers en New Brunswick (Estados Unidos), apunta que «la mayoría de la gente no puede entender que el derecho de capturar especies de peces particulares a menudo es decidido por los organismos nacionales y regionales de gestión pesquera».

«Esos organismos han establecido reglas basadas en la idea de que determinadas especies de peces viven en aguas particulares y no se mueven mucho. Bueno, ahora se están moviendo porque el cambio climático está calentando las temperaturas oceánicas», añade.

Pinsky y sus coautores citan algunos ejemplos de la interrupción de las pesquerías que causan disputas internacionales, incluida la ‘guerra de la caballa’ entre Islandia y la Unión Europea (UE).

Bajo las reglas acordadas por los países miembros de la UE, los pescadores cosechan una cierta cantidad de caballa cada año. Pero en 2007, esos peces habían comenzado a trasladarse a aguas más frías cerca de Islandia, que no es miembro de la UE.

Islandia comenzó a pescar la repentina abundancia de caballa, pero no pudo ponerse de acuerdo con la UE sobre los límites de la pesca sostenible. La disputa se convirtió en una guerra comercial y todavía está en curso.

Pescadores de Estados Unidos y Canadá también han entrado en conflicto por la pesquería de langosta, que también se mueve hacia el norte desde Nueva Inglaterra hasta las provincias marítimas canadienses.

Pinsky y sus coautores sugieren que los gobiernos permitan la comercialización de permisos de pesca o cuotas a través de fronteras internacionales porque la alternativa de a esos acuerdos supondría la pesca excesiva y los conflictos por la pesca, que pueden extenderse a las tensiones internacionales sobre el comercio, las fronteras y la soberanía.