El secretario general de la confederal catalana obtiene el respaldo mínimo de los delegados
Aunque por la mínima, ha ganado el «derecho a decidir». Pepe Álvarez, secretario general de UGT – Cataluña, liderará el sindicato durante los próximos cuatro años.
A las 5:28 de la madrugada, y tras más de cuatro horas y media de votación y una de recuento, se encendía la fumata blanca a favor de la propuesta abierta e integradora de un asturiano de nacimiento y catalán de adopción, que se ha llevado de calle a 306 (51 por ciento) de los 599 delegados sindicales, frente a los 289 de la candidatura de Miguel Ángel Cilleros. Un resultado que demuestra que «en UGT la catalanofobia no funciona», afirmaba Blanco en sus primeras declaraciones como secretario general del sindicato.
Álvarez pretende, con su proyecto de modernización, recuperar gran parte de los casi 300.000 afiliados que se han perdido durante los últimos años. Durante su discurso, previo a la votación, ha explicado que la organización sindical necesitaba «finalmente acabar este edificio que se ha ido construyendo a base de estructuras parciales». El objetivo es «hacer más fuerte, transparente, ágil y cercano a los trabajadores», así como liberalizar recursos que irán destinados a la acción sindical» dando mayor protagonismo en las decisiones a afiliados y delegados a través de «un referendum o consulta en las grandes decisiones». Procedimiento que «tiene grandes ventajas porque nos obliga a salir de los despachos» y de este modo hacer de nuevo el sindicato «atractivo a los afiliados».
Para ello hay que mejorar la eficiencia de una estructura se reducirá a la mitad, pasando de las seis federaciones actuales a tan sólo tres. Precisamente ésta ha sido la cuestión que más debate ha suscitado en votaciones, llegando en algunos momentos a poner en jaque el resultado final, ya que si bien en el fondo todos estaban de acuerdo no sucedió así en las formas, especialmente en lo relativo al peso y la participación de cada uno de los agentes confederales.
Otra de las novedades para el próximo periodo es la reducción del número de avales necesarios para presentar candidatura a la secretaría general, que pasa del 25 al 15 por ciento. Además, a partir ahora tres secretarios generales de Federaciones tendrán presencia en la Comisión Ejecutiva Confederal, con voz pero sin voto.
Cabe destacar que gran parte de esta reestructuración, que desde el sindicado definen como «el mayor cambio en las estructuras de la Organización desde los acometidos en 1929», ha sido impulsada por Gustavo Santana, el secretario general de la UGT – Canaria, que a medio día de ayer presentaba su renuncia debido a la falta de avales.
En este sentido el nuevo secretario general ha mostrado «pleno respeto» dejando «la mano tendida» a todos y cada uno de los afiliados de todas y cada una de las confederales con el objetivo de «seguir trabajando para el conjunto del sindicato. Nos dejaremos la piel».
Por encima de intereses políticos
Más allá de las diferencias entre continuidad o regeneración, en lo que sí están todos de acuerdo es que frente a los intereses de los partidos políticos debe prevalecer el diálogo social. Debiendo dotarse al sistema de instrumentos que garanticen el cumplimiento del mismo.
Por otra parte, España debe avanzar hacia un necapitalismo con base en un modelo productivo eficiente, reforzándose el papel del sector industrial frente al turismo y los servicios.
En materia laboral, la apuesta es unánime, derogar las reformas puestas en marcha tanto por Mariano Rajoy como por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. UGT defenderá tanto una mejora en la calidad del empleo como en los salarios a partir del diseño de propuestas que, elevadas al ámbito político den respuesta a los colectivos que más han padecido los efectos de la crisis, especialmente los jóvenes y los parados de larga duración. Además, Álvarez y su equipo defenderán la aplicación de la Carta Europea, lo que lleva implícito la revisión del salario mínimo interprofesional en un 60 por ciento, hasta alcanzar los 800 euros.
Educación y formación, bases sobre las que se sostiene gran parte de la productividad de la economía también serán objeto de lucha por parte del sindicato durante los próximos cuatro años.
Estado federal
En su discurso no han faltado referencias a la resolución de noviembre de 2014 sobre la que ha vuelto a reafirmarse «me siento plenamente identificado», así ha insistido en que ésta fue respaldada «por la práctica totalidad del sindicato y aprobada por unanimidad».
Dicho documento recoge la necesidad de avanzar hacia una reorganización territorial y política, que desarrolle un estado confederal, a partir de la reforma constitucional, en la que se recoja el derecho a decidir de «toda» la ciudadanía.
Ahora bien, ésto «no significa la autodeterminación», aclaran fuentes próximas a Álvarez, «sino la apertura hacia una pluralidad que ya existe en la organización del sindicato catalán».