Las Fuerzas Armadas de Burkina Faso han anunciado este lunes la destitución del presidente del país, Christian Kaboré, y su sustitución por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba.
El anuncio incluye la suspensión de la Constitución, la disolución del Gobierno y de la Asamblea Nacional de Burkina Faso, así como el cierre de fronteras terrestres y aéreas.
El comunicado está firmado por Damiba, autoproclamado presidente del Movimiento Patriótico de Salvación y Restauración (MPSR), hasta ahora desconocido, y ha sido leído por otro militar, el capitán Sidsore Kaber Ouedraogo, en una conexión en directo emitida sobre las 17.30 horas por la televisión publica burkinesa, RTB.
«El MPSR, que incluye a todas las armas de las Fuerzas Armadas, ha decidido poner fin hoy al cargo del presidente Kaboré» debido al «deterioro» de la seguridad y la «incapacidad manifiesta» y falta de «eficacia» del hasta ahora presidente, ha explicado Ouedraogo.
El texto destaca que la toma de poder se ha realizado «sin derramamiento de sangre» y que los detenidos están en lugares seguros y anuncia que prepara ya un calendario «aceptable para todo el mundo» para la celebración de elecciones.
«A la vista del deterioro de la situación de seguridad y la incapacidad manifiesta del Gobierno de Roch Marc Christian Kaboré para unir a los burkineses para hacer frente con eficacia a la situación y ante la exasperación de los distintos estratos sociales de la nación, el Movimiento Patriótico para la Salvación y la Restauración ha decidido asumir sus responsabilidades ante la Historia», sostiene el comunicado.
INTENTO DE ASESINATO
El domingo comenzaron a difundirse informaciones sobre el amotinamiento coordinado de militares en varios cuarteles del país, incluido el del aeropuerto militar de la capital, Uagadugú, pero el Gobierno aseguró que la situación estaba bajo control.
Ya el lunes las autoridades informaron de que habían abierto negociaciones con los militares amotinados, que en un principio demandaban más medios para la lucha contra los grupos yihadistas y cambios en la cúpula de los servicios secretos.
Todo se precipitó en la noche del domingo, tras la victoria de la selección burkinesa en las semifinales de la Copa Africana de Naciones. Los militares asaltaron la residencia personal de Kaboré en el barrio de Patte-d’Oie de Uagadugú, según ha denunciado este lunes, poco antes de la oficialización del golpe de Estado, el Movimiento Popular para el Progreso (MPP), el partido de Kaboré.
Dos de los vehículos de la guardia personal de Kaboré han amanecido acribillados a balazos en la zona y en los asientos se pueden ver restos de sangre, según los vídeos grabados por los vecinos de la zona y publicados en redes sociales. Habría cuatro miembros de la seguridad de Kaboré heridos, según informa el portal de noticias Jeune Afrique.
Las informaciones son confusas, pero al parecer el propio Kaboré habría dimitido del cargo ante la imposibilidad de lograr una solución. El mandatario habló el domingo con líderes como el presidente francés, Emmanuel Macron; el dirigente marfileño, Alassane Ouattara, o el mandatario senegalés, Macky Sall.
A todos ellos les trasladó su optimismo y su voluntad de lograr una salida negociada: «Estamos tratando de gestionar la situación. Hemos iniciado conversaciones con los amotinados y esperamos un resultado favorable», dijo.
APOYO AL GOLPE
Mientras, el opositor Frente Patriótico para la Renovación (FPR) ha anunciado su «apoyo inquebrantable a las Fuerzas Armadas Nacionales» y ha recordado que llevaba pidiendo la dimisión de Kaboré desde noviembre de 2019 por el «deterioro» del país.
«Queridos compatriotas, hay momentos en la vida en que hay que saber mantenerse, cueste lo que cueste, en sintonía con las aspiraciones populares», ha apuntado la formación en un comunicado.
«Incapaces ya de garantizar la unidad y la cohesión del pueblo burkinés en una situación nacional profundamente degradada, las Fuerzas Armadas asumieron su responsabilidad deteniéndolo la noche del 23 al 24 de enero de 2022», ha reseñado.
Ante esta situación, el FPR augura su «apoyo incondicional a cualquier proceso que asegure la continuidad del Estado en las condiciones actuales, particularmente difíciles, de nuestro país».
CONDENA INTERNACIONAL
Varias voces han condenado ya la asonada militar que ha desplazado a Kaboré, como el secretario general de la ONU, António Guterres, quien ha emplazado a los militares a deponer las armas y ha apelado al diálogo.
«El secretario general condena contundentemente cualquier intento de toma del poder por la fuerza de las armas. Insta a los líderes del golpe de Estado a bajar las armas y garantizar la protección del presidente y las instituciones de Burkina Faso», ha afirmado el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, en un comunicado.
También la UE ha pedido al Ejército de Burkina Faso que se mantenga leal al orden constitucional y a las instituciones democráticas del país. «La UE llama a las fuerzas de seguridad a permanecer fieles a su misión de proteger a la población y defender el territorio y hagan valer sus reivindicaciones de forma no violenta», ha señalado una declaración del Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell.
Antes incluso de la confirmación del golpe de Estado, el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, ha destacado la «gravísima situación» en Burkina Faso y ha condenado «enérgicamente» el «intento de golpe de Estado». Así, ha pedido al Ejército burkinés «cumplir estrictamente con su vocación republicana, que es la defensa de la seguridad interna y externa del país».
Mientras, la Comunidad Económica de Estados del África Ocidental (CEDEAO) ha condenado también el intento de golpe de Estado, un hecho «de extrema gravedad» y ha emplazado a los militares a volver a los cuarteles.