El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado, como la OCDE, sus previsiones de crecimiento y déficit para España, al tiempo que alienta al Gobierno a preservar en reformas «dirigidas a mejorar aún más la capacidad de recuperación económica, reducir la deuda pública, mejorar la productividad» y reducir la desigualdad y aumentar el empleo.
Así lo recoge el organismo dirigido por Christine Lagarde en un informe divulgado hoy en el que indica que, aunque la economía continúa recuperando el terreno perdido durante la crisis, ha entrado en una etapa de «madurez» donde la expansión del PIB moderará su ritmo de crecimiento al 2,5% este año, frente al 2,7% previsto en su último análisis de octubre.
Su proyección es que el aumento del PIB se suavice hasta el 2,2% en 2019 y caiga al 1,9% al ejercicio siguiente, antes de «disminuir gradualmente a su tasa potencial» que establece en alrededor de 1,75%
Los grandes motores que encuentra en la economía son el «fuerte» consumo privado y la demanda de inversión, junto a una expansión notable aunque «moderadamente más débil» de lo esperable a medio plazo.
El FMI valora el esfuero en contención del déficit y que la previsión sea reducirlo por debajo del criterio de Maastricht del 3% este mismo ejercicio, pero advierte que «gran parte» de la reducción se origina por el fuerte ciclo económico y las bajas tasas de interés, «mientras que no hubo ajuste en la posición fiscal subyacente».
MAYOR DEFICIT DEL PREVISTO POR EL GOBIERNO
En su informe augura que el déficit cerrará el ejercicio en el 2,8% para bajar al 2,4% durante 2019, umbrales ambos por encima de los objetivos fijados por el Gobierno del 2,7 y 1,8%, respectivamente. E indica que continuará igualmente elevado el peso de la deuda sobre PIB aunque mostrara una evolución a la baja desde el 97,3 y 96% en el bienio.
En cuanto al mercado laboral reconoce el proceso de creación de nuevos puestos de trabajo y augura que la tasa de desempleo pase del 15,6% al 14,7% en dicho plazo, si bien subraya que la proporción de contratos temporales, el empleo involuntario a tiempo parcial y el paro juvenil continúan «siendo los más altos de la Unión Europea (UE)».
El diagnóstico general del FMI es que, a pesar de los logros en economía, desempleo y contención del déficit, persisten varios riesgos que «están nublando las perspectivas» a medio plazo, por lo que demandan aprovechar el ciclo para incidir en numerosas reformas.
REDUCIR EL DÉFICIT Y REFORMAR LOS IMPUESTOS
En primer lugar, aconseja «la reconstrucción de los colchones fiscales», reanudar la consolidación fiscal estructural y reducir la deuda pública más rápidamente. Aunque el organismo aplaude la decisión del Gobierno de bajar al 1,8% el déficit en 2019, le alienta a «adoptar un paquete de medidas sólido» y planificar «medidas de contingencia» para encarar posibles déficits fiscales.
En este campo, el organismo valora las medidas anunciadas para mejorar la capacidad fiscal recaudatoria con intención precisamente de disminuir el déficit, elevar el gasto social y reducir la desigualdad, aunque propugna por otros cambios tributarios.
El FMI es partidario de reducir la cesta de bienes y servicios sujetos al IVA reducido, «abordar las ineficiencias del sistema tributario y aumentar los impuestos ambientales».
ALERTA SOBRE LA VINCULACIÓN DE LAS PENSIONES AL IPC
Al organismo le preocupa, por otro lado, la «necesidad de salvaguardar la viabilidad financiera del sistema de pensiones» para lo que reclama una reforma con un enfoque «integral, transparente y equitativo», y muestra preocupación por la idea de vincular la revalorización de las prestaciones a la inflación sin arbitrar al tiempo medidas de compensación. «Podría colocar el gasto en pensiones en una fuerte trayectoria ascendente», alerta.
En materia de empleo aconseja elevar los incentivos a la movilidad laboral entre regiones y «garantizar la flexibilidad salarial». Según el FMI, la subida de sueldos debe estar alineada con el crecimiento de la productividad.
Respecto al sistema bancario, el organismo cree que las entidades deben seguir reforzando los colchones de capital de alta calidad «como un escudo contra los choques» y mantener una gestión rigurosa de los riesgos de liquidez y tasas de interés de cara a la futura normalización de la política monetaria por parte del BCE.