El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) quiere disponer de la valoración sobre la generación de valor potencial del proyecto de fusión entre Bankia y Caixabank en el plazo de un mes, tal y como han detallado a Servimedia fuentes financieras.
Se trata de un trabajo prolijo que abordará un análisis comparativo y estratégico del alcance de la transacción, con la intención de fijar una posición razonada y justificada del voto que emitirá el Frob sobre la fusión en la próxima Junta de accionistas, prevista tentativamente para noviembre, informa Servimedia.
El Frob, que controla un 61,81% de Bankia en nombre del Estado y pasaría a tener un 16,1% en el grupo nacido de la fusión, se apoyará para el análisis en su banco de inversión de cabecera Nomura, pero también recurrirá a otro tipo de asesores externos.
La intención es que sus trabajos corran en paralelo con la verificación del canje accionarial propuesto en el proyecto de fusión por parte del experto independiente que designe el Registro Mercantil de Valencia, para lo que también hay un plazo de un mes y que deberá estar concluido antes de celebrar las Juntas de accionistas.
El objetivo del análisis del Frob es determinar si la fusión resulta la mejor opción, entre otras alternativas, para “maximizar” el valor de la participación pública. Si bien en un inicio el Gobierno optó por ventas directas en mercado de acciones de Bankia, la posibilidad de una fusión hace años que estaba también sobre el tapete como opción en la convicción de que una presencia menor en un banco mayor y más solvente potencia su valoración en un momento tan difícil para el negocio bancario.
El Estado inyectó 24.069 millones en el grupo BFA en los años 2010 y 2012, con las ayudas comprometidas en Bankia durante su fusión y nacionalización y también en BMN, posteriormente absorbida por el banco. A fecha actual, Bankia ha retornado 1.180 millones en pagos directos de dividendos y el Frob vendió dos paquetes de acciones en los años 2014 y 2017 por otros 2.122 millones de euros.
Se trata de un retorno total de 3.302 millones, que Bankia preveía incrementar con el pago de nuevos dividendos ordinarios y extraordinarios, elevando al tiempo el valor de las acciones. Su compromiso estratégico era, de hecho, abonar 2.500 millones en dividendos vía resultados y capital excedentario entre todos sus accionistas en el trienio 2018-2021.
El banco desveló este viernes que contaba con 2.200 millones extra ya en hucha de solvencia sin posibilidad alguna de entregar ante la prohibición del Banco Central Europeo (BCE) de repartir dividendos, defendiendo que donde más rendirá ahora esa hucha es aplicándola a la fusión para mejorar el canje accionarial y el valor de cotización.
La crisis desatada por el Covid ha sido uno de los grandes revulsivos para lanzar este verano la fusión a fin de crear un banco mucho fuerte y capitalizado ante el difícil escenario que se plantea para el negocio bancario, en previsión de un auge de los impagos y un escenario de tipos negativos para la banca muy a largo plazo.
Solo con las provisiones anticipadas para encarar el revés la rentabilidad de la banca europea ha colapsado a menos del 2% frente al 6% que tenían el pasado año y que también resulta insuficiente para cubrir el 8-10% que exigen los mercados. Esa realidad hace que hoy los bancos coticen muy por debajo del valor en libros, haciendo imposible recuperar con ventas en bolsa el dinero inyectado. Al cierre de cotización del viernes, Bankia valía 4.211 millones de euros en Bolsa y Caixabank 12.082 millones, de forma que su capitalización conjunta superaría a foto fija los 12.293,88 millones de euros.